Corrida
descastada y de escaso juego, además de dispar presentación, la que ofreció el
hierro trujillano, de la que tuvieron que echar recursos extra de entrega y
ganas la terna de coletas. *** Ferrera cortaría una heterodoxa oreja, al igual el
tachirense Suarez, mientras el debutante francés Leal se fue de vacío.
Torería y gusto para cortar una más que merecida oreja a cargo de Antonio Suarez. Foto: Camilo Cepeda |
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
TOVAR (Enviado
Especial).- Mejor presentados, aun cuando salieran dos toros multados, los
toros a correrse la tarde de ayer de la vacada de San Antonio, no dieron el
juego que para muchos podían ofrecer. Que se esperaba un poco más por las
hechuras que mostraban y en especial la ilusión del ganadero por verle lidiar a
cargo de una terna de espadas que no dejarían pasar opción alguna para
triunfar. Pero fue que colocaron las cosas difíciles, por su escaso recorrido,
limitadas fuerzas y contado fuelle en el tercio final de muleta.
La tarde ya comenzaría a bosquejar lo que fue, con
el primero del lote de Antonio Ferrera, animal de serio trapío para lo que se había
visto en el ruedo en lo que va de feria. Con él, el veterano extremeño tuvo que
pechar, ante las cortas y “agarradas al piso” dirían en México, mansurronas
condiciones, desde el mismo saludo de capote, para luego en la muleta
acrecentarse tales defectos, escarbando y con la cara entre las pezuñas, los
mismos que el mencionado coleta intentó, pero no pudo ni siquiera limar. El
espadazo caído nos alivió del aburrido y dilatado trance.
Otra situación la de Antonio con el cuarto,
anovillado astado, al que saludaría de capa con alegría y variedad, para luego
con la muleta desplegar un trasteo fuera del guion establecido, pues alternaría
la variedad de su repertorio clásico con pasajes del más añejo corolario de su
tauromaquia, que guarda reminiscencias de El Pana por mencionar alguno. Sobre
la derecha, perdiéndole pasos entre pase y pase, así como por la zurda, en pasajes
inspirados, Ferrera se inventó una labor en la cual la clave de la misma fue la
paciencia y gesticulación permanente con el tendido, para saber vender lo que
por ambos pitones lograría arrancar, dado el corto y áspero recorrido del
animal. El espadazo, citando desde los 8 o 10 metros, entero y desprendido,
valió para la petición y corte de una más que merecida oreja, aun cuando
algunos hasta le pedían el segundo apéndice que hubiese sido un exabrupto, que
bastante habíamos tenido la tarde anterior.
El debut por estas tierras del francés Juan Leal
no ha podido ser más desafortunado, a tenor de lo poco o nulo que colaboraron
sus toros para obrar en favor de lucimiento. Su primero del lote, poco o nada
le dejaría estar a gusto, trasteo más sobre los pies, ante el corto recorrido y
defensiva condición del burel, que le dejaría inédito. Aparte de ello, su fallo
con la singular forma de realizar la suerte suprema, necesitando de hasta
cuatro viajes y un descabello para mandar a las mulillas su antagonista y con
ello también la posibilidad de triunfo.
Peores opciones se tornaron las cortas y ásperas
embestidas del jabonero que hizo quinto de la función, otro dije escaso de
casta y entrega a las telas de un Leal que basaría en las piernas su labor, más
por agradar que por otra cosa, intenciones de lucimiento. Nuevamente el sainete
con el acero le hizo vivir apuros, para al cuarto golpe con el descabello,
pasar sin pena ni gloria por el ruedo tovareño.
Lo más artístico de la tarde vino en las manos del
tachirense Antonio Suarez, quien con la ilusión de presentarse como matador en
el ruedo donde se estrenó como novillero con picadores, hilvanó una actuación
donde la entrega y paciencia para sacar a relucir las opciones de triunfo ante
el toro vinieron en las asentadas series, rematando detrás de la cadera, que
tanto por la derecha como por el izquierdo, logró robarle al morlaco. Los
presentes conectaron de una, ante una trasteo en la que primó la calidad,
colocación y sitio, sobre las embestidas poco claras de un toro que lució mejor
de lo que en realidad era en las manos del médico torero. El pinchazo sin
soltar, antes de un espadazo desprendido valdría para el corte de una oreja,
que a final de cuenta le servirá de salvoconducto para que le veamos, lo más
seguro, en otras plazas en el curso de la temporada taurina.
En el que cerró plaza, un bello cárdeno salpicado,
la decepción fue mayúscula al comprobar sus limitadas fuerzas, esas que desde
el capote se intuían que no le servían ni para sostenerse en pie. Literalmente
quiso pero no podía con sus kilos el torito, en el que Suarez obró en favor de
mantener en pie, intención que no caló en el tendido, pues la emoción estaba
ausente. El espadazo caído y tres descabellos fueron el epilogo a una tarde donde
la emoción y entrega de los toros quedó en el debe… dirían por allí, los toros
de triunfo quedaron en el campo…
FICHA DEL
FESTEJO
Plaza de Toros Coliseo El Llano de Tovar. Sábado
9 de septiembre de 2023. Segunda corrida de la edición 180ª de la feria en
honor a la Virgen de Regla.
Con poco menos de un tercio de plaza
(aproximadamente 1500 personas) en tarde fresca, soleada y ventosa se han
lidiado seis toros del hierro de SAN ANTONIO (Edgar Varela) dispares de
presencia, anovillados y multado por no dar el peso reglamentario los corridos
en 2º y 4º lugar; en su conjunto descastados,
faltos de fuerzas, sin sacar peligro.
Pesos: 479, 353, 425, 350, 428 y 447 kilos.
ANTONIO
FERRERA (carmesí y oro con cabos
y remates en negro): Silencio y una oreja.
JUAN
LEAL (Verde esmeralda y oro con
cabos blancos): Silencio en ambos toros.
ANTONIO
SUAREZ (Purísima y oro con cabos y
remates en negro): Una oreja y silencio tras aviso.
Incidencias: Buena intervención de los banderilleros Eduardo
Graterol y Gerson Guerrero en la brega, y en la vara Carlos Álzate. ***
Presidió el festejo son novedades por don Roger Barón. *** Previo al inicio del
festejo se coronó la Reina Taurina de esta edición, la bella señorita Camila
Pineda, representante del sector El Llano, a cargo del reconocido aficionado
taurino y bisabuelo de la mencionada reina, don Ricardo Ramírez Cuevas. *** El festejo tuvo una duración de dos horas
y quince minutos.
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