martes, 5 de septiembre de 2023

El toro, elemento principal de éxito en la versión 2023 de la Feria de Tovar

Ganaderías a lidiar en la edición de este año
Para este martes a final de la tarde eran esperados los primeros toros de Campolargo, a lidiarse este viernes; luego de San Antonio el sábado, y el domingo los de Rancho Grande y El Prado. En la gráfica, Carmen Rosa Campolargo, disfrutando las mieles del triunfo. Foto: Federico Montes

Se repite el trio de ganaderías que ya el año pasado hicieron presencia en el ruedo tovareño, con el firme propósito de ofrecer materia prima de lucimiento.
 
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
 
El toro es el principal protagonista en este rito, y es él quien coloca el máximo interés y protagonismo para quienes se enfrenten en la arena. Es así como para la edición de este año, de nuevo tres de las cuatro divisas que se corrieron el pasado año estén de nuevo en los carteles, lo que ante sí demuestra el voto de confianza que se les tiene, y en especial del compromiso que atañe lidiar en una de las plazas de referencia del exiguo calendario taurino venezolano.
 
Por ejemplo lidian los toros del hierro de la familia Molina Colmenares, a nombre de Rancho Grande y El Prado, el cual vienen a ser lo mismo, la gran apuesta que hizo en su momento don Hugo Domingo Molina, para sembrar el toro de lidia en nuestros país, a mediados de la década de los ’70 en las montañas de La Porquera, cuando comenzaría su aventura ganadera con vacas colombianas de Ernesto González Piedrahita, Rocha Hermanos y Jerónimo Pimentel, que luego más tarde de su debut en 1977 en la Feria de Barquisimeto se complementó con sangre Saltillo a través de sementales de San Mateo. A comienzos de los ’80 apostaría don Hugo Domingo por probar sangre española a través de vacas vía Graciliano Pérez Tabernero que a su vez ligaría nuevamente con sangre de San Mateo, además de contar con una punta de sangre portuguesa de Palha, de la que quedan goterones puntuales (los berrendos de esta ganadería son ese vestigio).
 
Pero el salto cualitativo de estas ganaderías vendría tras los sementales españoles de Torrestrella que se indultarían en San Cristóbal en 1982, eso marcaría el salto definitivo para que a partir de esa fecha predominara el encaste Domecq en estas divisas, las que ha venido refrescando con vaquillas de Juan Pedro Domecq que traerían los dueños del obitado proyecto que fue Somosagua, haciendo de esta divisa una de las referencias en cuanto a triunfos se refiere en nuestros ruedos, desde hace 30 años hasta la fecha.
 
Tras el fallecimiento de don Hugo Domingo Molina, la ganadería ha quedado bajo la responsabilidad de Hugo Alberto y Hugo José “El Morocho” Molina, quienes a pesar de los embates que supone la partida del gran patriarca de esta familia, impone el reto de mantener el legado de bravura e inteligencia innata de quien es y ha sido uno de los personajes más importantes de la fiesta brava en el último medio siglo.
 
La otra divisa que vive un gran momento, y es actualmente la apuesta segura de éxito, es Campolargo, ganadería enclavada en potreros yaracuyanos de Cocorote, el cual fue fundada con vacas de Guayabita por don Juan Campolargo en 1978 debutando en la misma ciudad de San Felipe en 1983. Precisamente luego de servidos a don Hugo los sementales indultados de la FISS del ’82, esos mismos fueron a parar a manos de Campolargo, lo que comenzaría el banco de pruebas de sangres que este hierro a experimentado incluyendo sangre portuguesa de Palha y posteriormente vacas de Juan Pedro Domecq, también vía Somosagua, hasta que a comienzos de la década pasada llega sangre Domecq por intermedio de un toro que ha hecho historia en esta vacada como es el recordado «Carmelo» N° 29, castaño, del hierro colombiano de Paispamba indultado por Manuel escribano en Tovar precisamente, el cual le ha servido a media ganadería y aun salen nietos y tataranietos de este, de gran bravura y trapío definido.
 
Diversos han sido los virajes de este hierro que Campolargo junto a su mayoral de confianza, Gilberto Álvarez, llevaron hasta que don Juan falleció a comienzos de diciembre del 2020, recayendo la responsabilidad a su hija Carmen Rosa llevar y mantener el legado y trabajo que hubiese disfrutado al máximo su padre, hombre parco, trabajador y muy celoso de lo que con tanto esfuerzo logró.
 
Y los éxitos están a la vista desde hace un lustro a la fecha, con premios y toros destacados donde se presenten, marcando un nivel que pocas divisas de bravo tienen en este momento de regularidad de triunfo, como lo marca el hecho de sus trofeos en ferias como la misma Tovar, San Cristóbal, Mérida, San Felipe…
 
La ultima y no menos importante ganadería ver estos días por Tovar será la de San Antonio, hierro que se fundaría con la afición desbordante por el otrora novillero Edgar Varela a comienzos de la década pasada, iniciando con una punta de ganado de procedencia Santa Coloma que aún guarda en los potreros costeros de Yaracal y los montañosos de Carache.
 
Pero serian vacas y sementales de Rancho Grande y El Prado los que le dieron a Varela el camino para estrenarse por todo lo alto con un triunfo inesperado, pues aquella tarde de la Feria del Sol, un toro de indulto y otro de vuelta al ruedo, dieron cabida a una permanente presencia en nuestras ferias, que no del todo ha sido lo esperado en cuanto a regularidad, pero con la base y simiente para más pronto que tarde cambiar la moneda, tras así mismo agregarse pajuelas de sementales españoles de Victoriano del Rio, lo que nos hace ser expectantes a lo que pudiera deparar sus toros, con la ilusión de quien sabe lo difícil que es en los actuales momentos criar y llevar a nuestras plazas un elemento tan cuidado, seleccionado y criado para su lidia, como es el toro bravo.

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