Esperado debut de Emilio de Justo, quien contara con un Jesus Enrique Colombo a la saga por defender su puesto en su plaza. Foto: EFE |
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
SAN
CRISTÓBAL (Enviado Especial).- Es el cartel de la feria. Pero el atractivo
más importante es la presentación de un torero que viene y está en un momento
dulce. Embalado. Lo visto en Cali y escuchado en Manizales fue la confirmación
a lo realizado todo el 2021 en España. Me refiero al coleta extremeño Emilio de
Justo, la gran revelación de los últimos años, quien se dio el lujo de abrir
par de ocasiones la Puerta Grande de Madrid y la de Sevilla, todo esto en una
campaña histórica por el tipo de toro que lidió y la dimensión que ofreció en
cada una de ellas.
El torero de la localidad cacereña de
Torrejoncillo se ha hecho a la usanza antigua y como ha sido siempre: sin
regalarle nada nadie y desde abajo, aquel foso de ostracismo durante más de dos
lustros hasta que Francia y la provincia colombiana le comenzaron a colocar en
el circuito de ferias importante. Victorinos, Adolfos, Pedraza de Yeltes,
fueron el menú que este torero se saboreó, cuajándoles a placer, lo que hizo
que las ferias españoles comenzaran a tomarle en cuenta. Luego vino los claros
toques de atención, siempre en plazas como Madrid, Valencia y otras más donde
su poso y torería deslumbraron. Hasta que llegó el 2021 y acabo con el cuadro.
Ahora es General en jefe de un escalafón que necesariamente tenía que renovarse
y darle paso.
Otro de los atractivos del cartel es ver a un Jesús
Enrique Colombo el cual el año pasado por España se le escuchó por plazas de
tercera categoría del escalafón, lidiando un toro de primera, fruto del exceso
de toros de la gafada campaña del 2020. Y ante ellos triunfo y llamó la
atención, pero cuando hubo de dar el salto de diferencia, como sucedió en
Madrid con los Victorinos, la cosa no funcionó. Por ello que de nuevo este año
se le presente como uno donde hay que buscar la reválida, de nuevo hacer méritos
para estar en el circuito de ferias que necesitan de un torero de estas
condiciones, joven atlético y en especial con carisma con el público. Es
necesario y aquí lo tenemos.
Por eso es que los toros de tal escenario no
podían ser otro que los hierros de la familia Molina Colmenares, los que se lidian a nombre de Rancho Grande, El Prado y
La Consolación, el legado de bravura que nos dejó para la posteridad don Hugo
Domingo Molina. Esperemos que no cumplan aquel adagio de Pepe Alameda…
POSDATA
PARA LOS ÍNTIMOS.- La radio en los toros tiene su magia y en San Cristóbal
mucho más. Es indudable que el toreo hace gala de recursos para entenderle,
pero la radio en la plaza y fuera de ella es única. Así lo he comprobado desde
que tengo razón de venir a esta feria, por la forma cómo se vive y se siente
una corrida de toros en Pueblo Nuevo, donde es frecuente que los presentes
cuenten con sus radios para escuchar la narración que mejor le convenga. Así lo
hacen en Colombia y creo que lo han aprendido en esta ciudad, fruto también del
hábito de ir a ver futbol bajo estas mismas circunstancias. Lecciones que te da
cada ciudad que uno se adentra en el mundo del toro, y en este caso en la capital
tachirense no es casualidad.
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