Tres orejas cercenaron el diestro taribense, quien arribaba a este festejo
tras haber confirmado el día anterior alternativa en Ciudad de México. Dos se
llevó Marco Pérez ante el astado de más opciones del lote traído por don Jesús
Riera, pasando mal rato con el que completó lote y el sobrero de regalo. Román
debutó con la cruz de haberse llevado inoportuno percance tras entrar a
despachar al primero de su lote, lo que condicionó el resto de su actuación. Buena
entrada en el cierre ferial.
RUBEN DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Federico Montes
Se esperaba muchísimo más de los
toros santacolomeños de Los Aránguez, quienes haciendo valido aquel dicho del maestro
Pepe Alameda, no tuvieron palabra de honor los pupilos caroreños. Dispares de presentación,
y además de ello excesivamente pasados por el “barbero”, algunos parecían que fueran
lidiados para rejones. Por lo menos debería ser más estético quienes practican dicho
procedimiento, si quieren que no sea tan evidente dicho fraude.
Uno a uno los bureles de don Jesús Riera
dejarían asi mismo mucho que desear en cuanto al juego ofrecido, literalmente
llegando con las fuerzas y el gas de la bravura y la emoción tan justos que lo
que hicieron los toreros fue suplementar estos elementos a base de entrega,
excesivo mimo con las telas y mucha ambición de triunfo, el cual pudieron alcanzar
“Colombo” y Marco Pérez en sus primeros astados de lotes. Lo demás fue un espectáculo
anodino, largo y por momentos intrascendente ante la desilusión con la que
muchos salieron de la plaza, casi llenando los escaños de la arena merideña.
La tarde comenzaría gafada, pues el
toro del debut del valenciano Román Collado desde toriles ya vendría con las
fuerzas y el “motor” justo para seguir las telas. Tendría que echar mano del
recurso del aguante y sobrada técnica Román para ir sacando partido del noblote
pero ayuno de poder burel, luciendo con más interés sobre la mano derecha por
donde se explayó con evidente sapiencia y conocimiento de terrenos el rubio
coleta. Pero lamentablemente justo al salir de pinchar al primer viaje con acero
perdería pies en toda la cara, de donde saldría con una fuerte paliza, la que
le llevaría luego a la enfermería donde no saldría hasta la lidia del que cerró
plaza, corriéndose turno, en la que le apreciarían una cornada interna en uno de
sus muslos, para al final tras dejar media ración de acero, recibir palmas de
quienes incluso hicieron votos para la posible concesión de una oreja que pudo
haber tenido sentido, por lo visto y expuesto.
En su segundo, como ya le decíamos,
tras correr turno, en sexto lugar despacharía una joyita, que desde su misma
salida dejaría en claro que no estaría para florituras, cortando el viaje y frenándose
ante los engaños, frente a un Román renqueante que saldría apañado de un blujeans
tras ser operado en el hule bajo anestesia local. Mucho fue el intento y el esfuerzo,
en valde ante un género bovino a contraestilo, de un torero que ha quedado con ganas
de verlo con mejores opciones a la que se encontró el día de ayer.
Esperada era la presencia de la
primera figura del toreo nacional Jesús Enrique “Colombo”, que horas antes había
llegado a la ciudad de su periplo azteca. Pecharía en el sorteo por la mañana
un animal de noblota condición en especial por la mano zurda, pitón por donde basaría
trasteo tras comprobar la largo y ralentizada condición para seguir las telas
por esta mano. Varias fueron las largas tandas de un “Colombo” que supo vender
al público su “mercancía” en especial sus espectaculares tercios de banderillas
y prolífico repertorio a la galería. El contundente espadazo traserito sería suficiente
para enviar a las mulillas los despojos del bovino y con ello el corte de las
dos orejas, no sin antes doña Clarisa remolonamente pensarse la entrega de este
segundo apéndice.
Otra cortaría de un faena de
intermitencias en las que nuevamente Jesús Enrique supo entender las teclas de
una embestida poco emotiva pero donde el decorado de la misma, asi como la
entrega y disposición del torero valieron en su mayoría tras par de tandas
sobre la mano diestra que dieron pie a que luego del espadazo perpendicular
tras pinchazo se le concediera otra oreja, esta más discutida pero valida, pues
sería solicitada por la mayoría de la solanera presente en los tendidos.
El atractivo de la tarde llevaba
nombre propio, y ese era el del jovencito Marco Pérez, quien no tardaría en resolver
el balance de su actuación tras una faena en la que dejaría evidente su grado
de sapiencia para sacar partido al noble pero endeble torito con las que se las
vio. Vibrante fueron las series por la mano diestra y mayor contenido las que
se entretuvo de endilgarle por naturales, las que colocaron unánimemente de
acuerdo a la parroquia que se congregaría en el coso emeritense. La estocada
entera trasera y tendida no fue impedimento para que la pañolada desatada
reclamara el corte y concesión de las dos orejas.
Pero la tarde se tornaría gris y
plomiza como el ambiente climatológico ante su segundo, animal de escasa emotividad
en sus embestidas, anodinas, encontrándose Marco Pérez por encima a un género
bovino de escasa trascendencia para las ilusiones de verle como el año pasado
al púber torero salmantino. El quinario con la espada y el estoque de cruceta
ni se diga, fueron desesperantes, aguantándole el palco excesiva y
complacientemente el que se le fuera el astado al corral tras dilatada labores
que se parecieron eternas, escuchando dos avisos que bien debieron ser tres, si
nos ajustamos a los cánones reglamentarios.
Y con el que cerraría función, sobrero
de regalo, sería mas de lo mismo, en una tarde-noche de toros destinada al
desanimo tras nuevamente salir de toriles un marmolillo donde Marco Pérez nuevamente
luciría sobrado y empeñoso, pero es que cuando no se puede no se puede, y más
si es imposible, parafraseando a El Guerra. De nuevo fatigas para despacharle con
el acero las que dejarían con la miel en los labios a muchos que recordaban el
pleno de triunfo del año pasado del mencionado torero, que esta vez, con otros
toros, no fue.
Y asi salíamos de la plaza, con el
recuerdo de que este año lo más importante es el toro, y es él que decide y tiene
la última palabra. Sin él esto no tiene razón de ser, y es lo más importante,
por algo se le llama fiesta de toros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia” de Merida.
Lunes 3 de marzo de 2025. III Corrida la Feria del Sol 2025.
Con poco más de tres cuartos de plaza (14000 personas aproximadamente), en
tarde entoldada y con ráfagas de viento, se han lidiado toros de LOS ARÁNGUEZ (Jesús
Riera), en su conjunto discretos de presentación, excesivamente pasados por el
barbero, descastados y a menos en la muleta. Se regalo el novillo sobrero, no
desentonando del lote.
Pesos: 480, 471, 412,475, 430, 454 y 430 kilos
ROMÁN COLLADO (Espuma de mar y plata con cabos
negros), palmas y silencio tras aviso.
JESÚS ENRIQUE “COLOMBO” (Nazareno y oro
con cabos blancos), dos orejas y oreja.
MARCO PÉREZ (Verde manzana y oro con cabos
blancos), dos orejas, silencio tras dos avisos y palmas tras aviso en el de
regalo.
Incidencias: Destacaron en la brega Gerson
Guerrero y en las banderillas Fabian Ramírez y Abraham Graterol. *** Se retiro de
la profesión el picador Luis Quintana, quien picó su ultimo astado, bajo las órdenes
de Marco Pérez. *** Posterior antes de salir el ultimo toro de lidia ordinaria,
los demás compañeros de cuadrilla le hicieron el paseíllo de despedida, quitándose
simbólicamente la chaquetilla y el castoreño. *** El festejo inicio con un
retraso de aproximadamente 50 min. *** De la misma manera anuncio su retiro el
anunciado oficial de la plaza, Ali Parra, tras más de 40 años ejerciendo dichas
funciones. *** Presidió festejo
acertadamente nuevamente la Lic. Clarissa Garbati de Picón.
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