Este sábado en la ciudad de Caracas
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
La tarde de este sábado, la triste noticia del
fallecimiento del Capitán de Aviación, Boris Piñero Fuenmayor, sacudía el lío del
toro en Venezuela. Los aficionados más acuciosos saben de quien se trataba, uno
de los más fervientes aficionados taurinos, quien gozó además de un vasto
conocimiento, su amistad y entrañable trato le hicieron ser todo un personaje.
El Capitán Boris –famoso e inmortalizado fue aquel
toro de Rancho Grande lidiado a finales de la década pasada por José María
Manzanares hijo en la feria sancristobalense-,
como se le llamaba en todas las tertulias y conversaciones fue un apasionado
gironista, a tal punto de albergar una de las colecciones de la Dinastía Girón
más completa que se tenga registro. Sobre todo su culto tuvo epicentro en César
y Curro, a quienes siguió en ruedos ibéricos y americanos, siempre haciendo
gala de esa venezolanidad que tanto orgullo hacía, antes de caer en desgracia nuestro
tricolor patrio los últimos años en todos los ámbitos. Su bandera era el toreo
y en especial la empresa en la laboró por varias décadas como era VIASA. Era Boris
sinónimo de rectitud y en especial bonhomía por una pasión que siempre llevó
como muestra de identidad.
El toreo venezolano está de luto, y en especial la
Fundación Cultural Girón, de quien era desde su formación, Presidente Honorario
de la misma. Paz y eterno descanso a su alma, donde nos estará acompañando.
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