martes, 22 de octubre de 2013

PREGÓN TAURINO DE JAÉN - FERIA DE SAN LUCAS 2013

Juan Lamarca
@AesJLamarca

Jaén, plateado Jaén, machadiana tonalidad de la campiña olivarera que impregna el alma de este ubetense, un servidor, que hoy goza de la inmensa alegría, Y del altísimo e inmerecido honor de dirigirse a sus paisanos cual toque de clarín que abriera el portón de la Feria taurina en honor de su patrón San Lucas.

Alma que, en el recuerdo, sigue aleteando en el transcurrir de los años sobre el mar de olivos de la tierra del Santo Reino. Raíces profundas que arraigan en el corazón con anclajes imperecederos, y conforman la memoria de una vida juvenil con sello indeleble de lo nuestro, de un trozo de España que imprime y define carácter, ¡...Jaén!, allá por esos cerros...

Feliz época aquella, surcando caminos y elevando anhelos descubriendo lo que hoy tanto se ama, la tierra, sus pueblos, sus gentes, sus costumbres, y las ferias con sus toros, mamando la cultura de Jaén desde La Loma, tan ubetense como baezana, hasta el "Monte de la Jarra" y su castillo de Santa Catalina, de donde en días soleados se goza ese luminoso paisaje olivarero verde oscuro, y del cual afirma el decir popular,

"Cuando tiene montera llueve, quiéralo Dios o no lo quiera”

El lazo renacentista que vincula la monumentalidad de Úbeda y Baeza con Jaén tiene nombre propio en el arquitecto Vandelvira acogido en esta tierra para mayor gloria del arte y de la historia jiennense culminado con la Santa Iglesia Catedral de la Asunción de la Virgen.

¡Que buen torero se perdió!

Y así seguíamos cabalgando desde los aires del misticismo de San Juan de la Cruz a la huella de la espiritualidad de San Eufrasio, obispo de Jaén; desde la devoción a la chiquitilla de Santa Olalla, Virgen de Guadalupe, a la reliquia del impresionante Santo Rostro, la copia de la cara de Dios de la que cuenta la tradición que:

La primera está en Jaén,
la segunda en Roma Santa,
y la tercera cayó al mar
para consagrar las aguas.

Eran estos los tiempos del Jaén de la región Bética en la Hispania del Imperio Romano, fuente de riqueza para Roma por sus dorados manantiales olivareros, y cauce de cultura entre civilizaciones y pueblos mediterráneos cuando surge un transcendente acontecimiento táurico:

¡¡Los sacrificios y los juegos con toros en Roma llegaron a perder su connotación religiosa para convertirse en un mero espectáculo lúdico, el valeroso juego del hombre con el tauro; aunque de forma arcaica, la tauromaquia echaba a andar!!

Iba gestándose el toro de España, el animal totémico, sagrado; un animal que se ha ido erigiendo en esencia y sustancia, imprescindibles, para desvelar una de las claves culturales de España, ¡el toro! al que el eterno Rafael García Serrano, aquel escritor y patriota que nos deleitara con su fascinante prosa, rindiera su admiración como animal mítico, por encima de todos los demás animales; como símbolo eterno de cultura:

“Toros eternos de Iberia, unos con la tierra que tiene, entre mares, la forma de su piel; toros de Gerión codiciados por Hércules; toros que, en las astas inflamados haces, lanzó Orisón a los Cartagineses”

Es con el largo período de dominación musulmana en España cuando la milenaria relación del toro con el hombre se interrumpe, prohibiéndose tales celebraciones por considerarse como abominables. Sin embargo, no por ello esta especie animal llega a extinguirse, por el contrario y a pesar de ello las correrías sobre toros se suceden, tal como se pudieran dar por los campos de Jaén, reino fronterizo donde fueron frecuentes los envites y algaradas entre cristianos y musulmanes y con cierta convivencia en sus intervalos.

Hay constancia de que en la última época de la Reconquista los españoles musulmanes del Reino de Granada participaban en fiestas de toros rivalizando con los cristianos en los momentos de tregua.

Es curioso saber cómo Los Reyes Católicos, aunque no prohibieron descaradamente la tauromaquia, la llegaron a anular, dando preferencia a las justas y torneos.

“El ser cosa de los árabes” los prevenían extraordinariamente, porque hasta en ese aspecto, Isabel y Fernando, querían extirpar todo vestigio musulmán.

Años antes, ya se había logrado la reconquista del valle del Guadalquivir por Fernando III, incluida esta ciudad con el nombre de Iahen que daría lugar al toponímico actual, Jaén.

Con la conquista castellana la mezcla racial se activó en el territorio andaluz en general y en Jaén de manera especial por ser la puerta de Castilla a Andalucía...

¿Se daría entonces el literario encuentro de los enamoradizos castellanos con las morillas de Jaén? García Lorca así lo recoge de un rudo texto morisco en esta bella estrofa:

Déjeles ¿Quién sois, señoras,
de mi vida robadoras?
Cristianas que éramos moras en Jaén:
Axa, Fátima y Marién.

Nuestra tierra de Jaén, orgullo de patria chica, ha sido escenario de momentos y hechos trascendentales para la historia de España, que bueno es rememorar ahora por el ejemplar y envidiable espíritu que entonces movía a los españoles y ante la lamentable situación actual de fractura moral y física de la Patria.

La reconquista a los musulmanes y la posterior reunificación ibérica quizás no hubiera sido posible sin la victoria de los reyes cristianos en la célebre batalla de las Navas de Tolosa que supuso el principio del fin de la presencia musulmana en la península ibérica y la apertura del valle del Guadalquivir para los ejércitos que ocuparon la ciudad de Baeza, y posteriormente la de Úbeda.

Es así como el 16 de julio de 1212 en las inmediaciones de la población jienense de Santa Elena, este combate enfrentó a un ejército aliado cristiano formado en gran parte por las tropas castellanas (de Alfonso VIII de Castilla,) las navarras (de Sancho VII de Navarra) y las aragonesas (de Pedro II de Aragón) contra el inmenso ejército del califa almohade. (Muhammad An-Nasir).

Varios siglos más tarde, otro hito histórico y de capital importancia para la unidad y pervivencia de España como Nación, tuvo lugar en los campos jienenses, en Bailén, entre tropas españolas y francesas, con especial y decisivo protagonismo de gente del toro aplicando en la lucha suertes camperas de a caballo propias del manejo, acoso y derribo del ganado bravo por vaqueros del campo andaluz.

Fue la famosa Batalla de Bailén (19 de julio de 1808) que se libró durante la Guerra de la Independencia Española y supuso la primera derrota en batalla campal de la historia del ejército napoleónico.

La intervención heroica de unos jerezanos que, unidos a otros de Utrera, por su bravura pasaron a formar parte de la historia con un halo de leyenda. Nos estamos refiriendo a los famosos “Garrochistas de Bailén”; aquel regimiento de lanceros voluntarios, serían la fuerza de choque frente a la primera línea francesa.  
¡¡España, Jerez, a por ellos, como a las vacas!!.

Así acometían estos lanceros. Así nacía una leyenda…

Pues sí queridos amigos, en esta cultura íbamos creciendo en la ubetense avenida de los Mártires de la Cruzada, en la cultura de los héroes al servicio de una causa superior, del alma abierta a altos ideales, los valores y principios tradicionales cimentando ya el armazón de una personalidad irrenunciable; todo un proceso de formación humana y de pensamiento en un entorno vital de superación y alegre convivencia entre las históricas y monumentales piedras de Úbeda; vivencias grabadas y personajes memorables.

El toro en la mirada y las querencias repartidas entre el fútbol con Acción Católica y las competiciones con Falange.

La escuela, entre los Salesianos y el Instituto de San Juan de la Cruz, los acontecimientos vividos con el gobernador Felipe Arche Hermosa en las visitas del Caudillo, o con el Obispo de Jaén, Romero Mengíbar, en ceremonias religiosas.

Y entre medias venga romerías a la Virgen y venga procesiones en Semana Santa; todo un trepidante caminar culminado con la chiquillería de la Feria de San Miguel hacia los ansiados aguinaldos y villancicos navideños entre zambombas y panderetas.

En ese inolvidable marco aparecían invariablemente nuestros héroes, como así se valoraban los toreros en la época, aquellos que nos hacían soñar con sus gestas dentro de un traje de luces cuando se jugaba al toro por las calles o en los patios de las escuelas, aquellos bizarros que reventaban las plazas de la provincia de gente ávida de emoción para ver a sus ídolos, y cuando los más jóvenes escalaban tapias y muros para colarse a los tendidos; todo ello como consecuencia se sentir el toreo como algo natural e intrínsico del ser español.

¿Qué español entonces no soñó alguna vez con SER TORERO? 

Sueños inalcanzables que nos dejan en meros aficionados.  

¿Nos hemos preguntado en alguna ocasión el porqué somos aficionados?

Ser aficionado a los toros debiera ser lo normal en una persona nacida en esta piel de toro. Es el fruto del ancestro, la cultura, la tradición. Es la condición que honra la persona y el título que lo acredita con orgullo.

Efectivamente, por eso nos hemos convocado aquí y en plena comunión con el sentimiento taurino de amor a la Fiesta Brava, que, con seguridad, constituye el principal vínculo común entre nosotros y que nos otorga el carácter de AFICIONADOS con empaque y sin complejos.

..... Además somos andaluces, atributo fundamental para conocer la Fiesta y amarla, y por ende somos de Jaén, aceituneros altivos.... como nos describe en sus versos Miguel Hernández.

Despeñaperros arriba se entra en Jaén para encontrarse con un escenario desigual y variopinto. Busca lo renacentista y barroco de las formas en ciudades como Úbeda, Baeza o la propia capital, y el estruendo de los colores en las provincias más próximas al Mediterráneo, el mar de la clasicidad.

Los contrastes se dan, son fácilmente observables en la tierra y en el hombre, en su carácter, pero no son tan acusados como para apreciar marcadas diferencias en la población andaluza, a lo sumo lo que corresponde a la distinta tonalidad de colores en sus provincias descrita en la poesía de Manuel Machado en su canto a Andalucía:

Cádiz, salada claridad / Granada, agua oculta que llora / Romana y mora, Córdoba callada / Málaga cantaora / Almería dorada / Plateado Jaén / Huelva, la orilla de las tres carabelas / Y Sevilla...

Es Andalucía la tierra del sol, la más genuinamente española, tierra alegre, abierta y cordial, escenificada esencialmente en su medio físico y en sus condiciones naturales, ello le dan su especial fisonomía y moldean a su vez el genial perfil de su habitante enaltecido.

Así es mi tierra, así es mi gente, que dijera el cantautor:

Así es mi tierra / donde la gente bebe en la Semana Santa / donde la muerte es gloria cuando la fiesta es brava / donde imaginamos a los diosas con sonrisa de gitana.

Así es lo andaluz, campo fértil de lo místico y lo profano donde el hombre es idólatra de los valores humanos, abanderado de su ejercicio y en pro de la excelencia espiritual.

El andaluz ha sido siempre, es y será ante todo, un gran filósofo, un buscador de la VERDAD.

¿Tu verdad? NO, la VERDAD --con mayúsculas--, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.

Don Antonio Machado dixit.

....Y nos preguntamos ahora ¿Cual es la verdad del hombre andaluz de hoy?

¿Donde sitúa a España, a Andalucía y a la Fiesta Nacional?

Malos tiempos corren para la tierra y para el toro, el acoso con pretensión de derribo de la dignidad del ciudadano y del aficionado nos tiene contra las tablas.

•           Parafraseando al poeta de "Marinero en tierra" nos arriesgamos a clamar:

¿Qué cantan los hombres andaluces de ahora?
¿Qué miran los hombres andaluces de ahora?
¿Qué sienten los hombres andaluces de ahora?

Mientras encontramos la respuesta nos refugiamos en la alegre añoranza de los viejos tiempos cuando la pasión por los toros anidaba en el corazón.

Les ferias de los pueblos de la Loma y su entorno se sucedían en el caluroso estío anunciadas por las estruendosas radios con pasodobles y coplas, y con llamativos carteles pegados por las esquinas, portones y farolas, cuya visión dejaba absortos a los chiquillos.

Los nombres de los toreros paisanos abundaban por doquier, y su estampa cartelera se reconocían con alborozo.

Por ahí aparecían la emblemática feria de San Agustín de Linares o la de San Lucas de Jaén, con Úbeda, Baeza y Andújar aspirando a una meritoria competencia.

Queda el recuerdo de los Paco Moreno, Vicente Perucha, Víctor Quesada o Juanito Tirado; atrás quedaba la estela de los ubetenses Esparterito, Porritas, o Antonio Poveda, y todo ello asociado a las ganaderías de la provincia de “Pacheco”,  “Juan Valenzuela”, “Marín Marcos”, “Benjamín Sorando”, “Araúz de Robles”,  Flores Albarrán” o “Jiménez Pasquau”, hierros de nuestros pueblos de Jaén, en tierras de Vilches, Linares, Baños, Andújar , La Carolina, o Aldeaquemada

Eran los años previos a la construcción del coso de La Alameda de Jaén, veíamos a los hombres ufanos por la calle o en las tabernas faroleando con la entrada en la mano y sonrientes exclamaban: ¡a los toros! ¡a los toros....!

Era cuando las escasas motos rivalizaban con el novedoso 600, y todos procuraban una combinación para viajar ¡A los toros de Linares! era como un ritual cada mes de agosto y siempre en el ambiente la tragedia del Monstruo de Córdoba.

Con estos aires llegó para este infante, finalizando la década de los cincuenta, el cartel del recuerdo indeleble, un festejo triunfal que le prende la afición y abre la puerta a toda una vida de amor por la Fiesta Brava.

Feria de San Miguel de Úbeda de 1959:

Diez duros costaba la entrada, mas 2 ptas. para arbitrios, para ver lidiar una corrida de la ganadería de Pacheco, por los Peralta, Pedrés, Gregorio Sánchez, y Curro Girón; organizada por los empresarios Hnos. Lozano. Entusiasmo indescriptible, se cortaron orejas, rabos y patas y todos a hombros hacia la calle Ancha del Hospital de Santiago con un tropel de chiquillos tras los toreros en pos de rozar los alamares de los vestidos con la yema de los dedos.

Con el tiempo, mayor significación adquiría este acontecimiento en el vida de este, entonces, zagal, cuando el destino le depara el inconmensurable bien de acceder al palco de la plaza de toros de Madrid, y conocer y tratar a estas admiradas figuras.

Se afirma que el toreo es grandeza y así siente, cuando con suma nobleza vemos a los toreros descubrirnos su vida, sus inquietudes, sus miedos y sus glorias a los ojos del aficionado.

Pasa un año, iniciando ya la primera década en la vida de este ubetense, y el cartel de la Feria de San Miguel prácticamente se repite, en la feria de San Lucas. Y allá que nos llevan, de un acontecimiento a otro no menos inolvidable, al nuevo coso de la Alameda que anunciaba en el día de su estreno a Pedro Martínez “Pedrés”, Gregorio Sánchez y el linarense Víctor Quesada frente a toros del Marqués del Albayda, echando por delante de un toro de la divisa de Alipio Tabernero para los hermanos Ángel y Rafael Peralta.

Se cumplen por lo tanto cincuenta y tres años de aquel 18 de octubre de 1960 en que esta plaza de toros de Jaén abriera sus puertas por primera vez, aunque, como bien se sabe, la inauguración oficial, una vez culminado el proyecto original, se produjo dos años más tarde con Diego Puerta, Paco Camino y Manuel García “Palmeño” frente a toros de Carlos Núñez.

De esta forma Jaén siguió celebrando fiestas de toros en el coso de La Alameda, continuando la estela de plazas anteriores como la de San Francisco, la Magdalena y el Mercado.

La terna inaugural de la plaza de Jaén simbolizaría la señal de la nueva ola en el toreo. Con Camino y Puerta, y otros como Romero, Miguelín, El Viti, o Mondeño se iniciaría el relevo generacional de las figuras que les precedieron tales como Pepe Luis, los Bienvenida, Luis Miguel, Ordóñez, Litri, Aparicio... y un prestigioso etcétera.

Haciendo de muy buenos introductores los Ostos, Rafael Ortega, Pedrés, Gregorio Sánchez o los venezolanos César y Curro Girón, entre otros... Y a los que más tarde se unirían al elenco triunfal una excepcional terna de toreros de Jaén.

Mientras tanto se barruntaba la revolución con la aparición de un fenómeno de Palma de Río que habría de hacer historia universal y que fuera decisivo para el resurgir de la Fiesta y mantenerla con el máximo prestigio durante tres lustros; su repercusión en Jaén y provincia fue especialmente efectiva y contribuyó muy directamente al relanzamiento de las ferias donde actuaba.

Un torero heterodoxo que sin saber torear, pero aprendiendo a morir, alcanzaría la cima del toreo. Que aprendiendo a morir para poder vivir llegó a la alternativa con 203 novilladas toreadas en tres años.

•           Tres hitos cordobesistas son de imperecedero recuerdo en la infancia ubetense:

--El grandioso alboroto surgido con su presentación de novillero en el coso de San Nicasio resultando herido.
--El fracaso de su segunda actuación con huida fuera de la ciudad vestido de torero.
--Y la inusitada expectación con ocasión de ver por la primeriza televisión su confirmación de alternativa en Madrid.

... La irrupción de Benítez tuvo su precedente. Muy fresca era todavía la tragedia de Linares. Y es que la secuela por la muerte de Manuel Rodríguez “Manolete” en 1947, su impacto y su recuerdo, determinó el discurrir de la Fiesta en la década siguiente. Luis Miguel Dominguín recoge el testigo y con Antonio Ordóñez en competencia, el toreo va recuperando su pulso manteniéndose el interés reforzado con la llegada del nuevo y amplio escalafón, desde Jaime Ostos hasta Palomo Linares, como apóstoles del advenimiento del mesías que salvaría la Fiesta y que no era otro que un tal Manuel Benítez Pérez.

Su popularidad arrasaba, las plazas se quedaron pequeñas, las calles se inundaban de gente cuando "El Cordobés" paseaba por ellas; la leyenda del pobre espontáneo de Las Ventas convertido en afamado y rico torero caló hondo en el corazón del pueblo español.

Era él, “El Cordobés”, el joven humilde que desconocía el toreo y que cobraba más que nadie, el torero que mostraba un valor insuperable traspasando ya las fronteras de la mitología.

Su sangre fue regando la arena de los ruedos ibéricos germinando como semilla fértil en el alma de los espectadores. Ya era el ídolo de España emergiendo sobre las voces de los ortodoxos contra el torero heterodoxo; nada lo pudo impedir, su fuerza era imparable –El Huracán Benítez- su personalidad arrolladora, el carisma inigualable.

Ese era el fenómeno de Manuel Benítez forjando la leyenda de “El Cordobés” y que le conduce a la alternativa cual sonoro clarinazo para encabezar el glorioso paseíllo de otra etapa dorada del toreo –algunos la califican como la Edad de Platino, como muestra de superación a las anteriores conocidas como la Edad de Oro, de Gallito y Belmonte, y la de Edad de Plata de Domingo Ortega y Manolo Bienvenida-.

Fecha histórica la de Mayo de 1963. Córdoba la llana, sultana y mora, que cantara el pastor poeta, la de Cañero, la ciudad de los califas, la del barrio de la Merced, la mandona histórica del toreo desde Lagartijo a Manolete, que en su vieja plaza de Los Tejares aclama a Manuel Benítez recibiendo la alternativa de manos del maestro de maestros Don Antonio Bienvenida, "hontanar de torería" como le define Don Fernando Claramunt.

•           Bien se puede pensar que la causa de aquel apogeo de la Fiesta, la vaticinara el académico Conde de las Navas cuando escribió:

•           "el devenir del toreo corre paralelo a los períodos de auge o decadencia de la Patria"; nada más cierto, y aplicable a aquella época de paz y desarrollo en España.

Las familias españolas, entonces, daban alcance a un soñado horizonte como era la concordia y el bienestar de la España de los sesenta, en feliz comunión con la eclosión de Benítez cuya figura eleva a la Fiesta a alturas insospechadas.

El toreo y la Patria vuelven a sonreír……y dos sonrisas unidas para la historia:

El Caudillo y “El Cordobés”

•           Un año después, en San Isidro del 64, se va a producir el acontecimiento taurino más impactante de la época moderna: La plaza de toros de Las Ventas de Madrid va a ser el escenario de la corrida de mayor expectación de la historia con la confirmación de alternativa de Manuel Benítez.

Al resultar herido por el toro de “Benítez Cubero” que le cediera su padrino “Pedrés”, la imagen de la cornada sobre la arena venteña dio la vuelta al mundo. "El Cordobés" ya era una figura universal.

•           El increíble ambiente vivido aquel día quedó fiel y magistralmente reflejado en el libro“…O Llevarás Luto Por Mí".

•           Sus autores Dominique Lapierre y Larry Collins, relataban así el acontecimiento:

“En los atestados graderíos de Las Ventas había silencio y expectación. Y ésta quietud parecía haberse extendido a toda España, acallando el clamor de su exuberante existencia. Por unos momentos, bajo el sol declinante de la tarde de Mayo, el ritmo vital de la Nación pareció suspenderse a la espera de la hazaña de un solo hombre.

El tráfico y el comercio habían quedado casi paralizados; los guardias abandonaban sus puestos; las llamadas telefónicas quedaban sin contestación.

El Caudillo y el preso, el Ministro y el campesino, el terrateniente y la criada de servicio, el banquero y el obrero fabril, veinte millones de hombres y mujeres, casi dos tercios de la población de España, esperaban ante la pantalla gris del aparato de televisión, unidos alrededor de los tentáculos de éste milagro de las comunicaciones, como jamás lo habían estado los españoles desde 1.939”

He ahí la figura de Manuel Benítez “El Cordobés”, que en Jaén precisamente, en su plaza de la Alameda, protagonizara otro suceso histórico al televisarse a todo el mundo vía satélite, y por primera vez desde España, la llamada corrida del siglo de la que, seguro, todos ustedes, conservarán un cartel en el que se anuncia:

13 de junio de 1971
Toros de los Herederos de Marcos Núñez.
para
Santiago Martín “El Viti”,
Manuel Benítez “El Cordobés”
José Fuentes

Sería de justicia, en un especial ejercicio imaginario, incluir en esta terna a un recordado y querido personaje decisivo para la Fiesta de los toros en Jaén, como lo fuera su alcalde Don Ramón Calatayud, al que tuve el honor de conocer personalmente.

Y así, señoras y señores, en plena eclosión del fenómeno cordobesista, nuevamente Jaén se hace presente en la Fiesta con la aportación de, quizás, los más importantes diestros de su historia. Otro fenómeno de raza y coraje, torero de Linares surgido desde muy niño de la leyenda del maletilla llevada al cine, este no es otro que Sebastián Palomo, haciendo historia en las manos de sus apoderados, los Hermanos Lozano.

Palomo ocupó la cúspide del toreo con su valor y ambición, con el colofón de su mítico trofeo logrado en Madrid en 1972, un rabo en Las Ventas, el último que se concedió, y ya ha llovido....

•           Fue de nuevo Linares, cuna de toreros y muy buenos, la que alumbró en aquella época otros dos colosos de la talla de José Fuentes -Linares se lo llevó..Linares nos lo devuelve- y Curro Vázquez -Cita con el arte-, unidos por el vínculo del apoderamiento de Rafael Sánchez Pipo, un personaje singular por lo genial, y grandioso por su contribución al toreo lanzando además de estos, a El Cordobés, que aún no siendo de Jaén, el recordado Pipo, hizo historia por nuestras plazas entre cerros y olivares con su hijo Salvador, su fiel escudero.

Por aquella fechas, uno de los cuatro ases de la baraja de toreros de Jaén, fue, Antonio Millán "Carnicerito de Úbeda", y aun resuenan las aclamaciones de sus paisanos el día de su alternativa por Antonio Ordóñez en el coso de San Nicasio, o el estallido de los cohetes en las noches estrelladas de verano anunciando las orejas cortadas en cualquier plaza donde actuara. Memorable fue la competencia con Fuentes y Palomo en el seno de perenne rivalidad entre Linares y Úbeda :

“En Linares queremos toreros…..no Carniceros”…

Eso es lo aparecería en una pancarta del el tendido.... cosas de Linares

Profundo es el recuerdo de Antonio, fue un amigo, un símbolo que accedió a la categoría de mito entre nosotros tras su prematura y estúpida muerte por el toro de la carretera. Fue Carnicerito el que nos embelesara con su mano izquierda y nos hiciera vibrar con las seis puertas grandes conseguidas en la plaza de Las Ventas de Madrid.

•           Y seguimos en Jaén. Dice el refrán que "Se es donde se pace, no donde se nace.." es el caso de Enrique Ponce que lo acoge nuestra tierra para hacerla suya, tanto o más que la que le vio nacer.

Efectivamente, el conocido maestro de Chiva, bien podría ser el Maestro de Las Navas, un jaenero alumbrado como torero por ese otro personaje de fábula que se llama Juan Ruiz Palomares, cariñosamente conocido como El Patas.

Si Ponce ha batido todas las marcas habidas y por haber en el toreo, lógicamente también lo ha hecho en esta su provincia.

Jaén se siente orgulloso de su adopción, Jaén le muestra gratitud como torero y como hombre; ahí está su entrega y altruismo dentro y fuera de la plaza.

Mañana le veremos en su enésima actuación en el coso de la Alameda, mañana podrá desplegar una vez más el magisterio de su tauromaquia y mostrar su expresión artística en el toreo, el de la difícil facilidad de un superdotado en el arte de Cúchares.

En el maestro de Chiva se conjugan las máximas cualidades basadas en el valor y técnica que cimentan el estilo e inspiración en cada caso para expresar el arte de torear.

Es Ponce, “torero de toreros", el compendio del clasicismo conceptual tal como lo han practicado los más grandes de la tauromaquia.

En definitiva, la expresión artística de Ponce en su asombrosa regularidad rayan en tal perfección que algunos, maliciosa y resentidamente, "la ven con hastío y la sufren por su insultante superioridad".

No sería esta la opinión de Eugenio D'Ors quien afirmaba:

"No hay que cansarse de aspirar a la perfección ni de hacer apología de ella, porque de lo demás, en fin de cuentas siempre quedará bastante".

--Tengamos confianza y orgullo en reconocer al Excmo. Sr. Don Enrique Ponce Martínez, matador de toros, Académico de las Artes y Buenas Letras de Córdoba, y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de España, y vecino de las Navas de San Juan, como torero legítimo de Jaén.

•           Pues claro que sí, queridos amigos; así es mi tierra, así es mi gente. Jaén tierra de toros y toreros. Santo y seña de la Tauromaquia por ser una de las provincias taurinas más importantes pero que, sin embargo aparece opaca al mostrar su relevancia histórica y su realidad actual a los ojos del mundo.

Criterio compartido por un ejemplar jiennense como Lope Morales, un conocido paladín de la Fiesta cuando blasona de los toros del Santo Reino y afirma que por razones desconocidas esa imagen no es la que el público en general tiene de nuestra tierra. No es la relación con los toros una referencia clara de cara al turista o al desconocido.

No es una faceta que se haya plasmado suficientemente en las cartas de presentación del Santo Reino. Y sin embargo lo es. Jaén es tierra de toros. Tanto como lo pueda ser Salamanca o Cádiz o Sevilla, y más de lo que pueda parecer alguna otra más cercana y con renombre. Jaén ha tenido y tiene tanta actividad taurina y tan variadas y peculiares características al respecto que sorprende que no se le tenga más en cuenta en ese contexto.

Como sorprende aún más que los estamentos culturales propios por excelencia como la Universidad no dediquen sus esfuerzos al análisis, estudio y difusión de una realidad sociológica, ecológica, etnológica, folclórica, económica, histórica, artística, y en resumen, cultural tan intrínsecamente ligada a todo el territorio provincial.

Pues bien, proseguimos, amigos, aficionados, que ante ello reivindiquemos el Jaén taurino desde la verdad, desde el derecho y desde la razón, que sería el modo más loable de hacer por la Fiesta en todo el territorio español.

Grande es el reto en medio de una crisis real con muchos e increíbles frentes abiertos contra la Fiesta Brava, despreciando la trascendencia que el universo táurico ha originado en la Historia de España y en la Cultura Hispánica.

Claros y definidos se muestran los ataques desde posiciones sociales, políticas y administrativas que nacen de la tradicional y cainita anti España.

Cuán doloroso resulta comprobar que los ataques constantes, claros e insidiosos que se perpetran contra La Fiesta Nacional son por eso, por ser Nacional, por constituir, como es natural, un inequívoco SIMBOLO DE IDENTIDAD ESPAÑOL.

También con descaro se producen las hostilidades desde el mundo animalista enmascarado en la hipocresía social en defensa de la vida del toro, o a favor de poderosas organizaciones lucrativas.

Pero hemos de reconocer, y en la parte que nos corresponde que se viene produciendo una decadencia del espectáculo taurino y un paulatino abandono del público cuyas causas habría que buscarlas en las acciones u omisiones del estamento profesional y en las acciones u omisiones de la Administración competente, que conducen a un penoso deterioro de la cabaña brava y al incumplimientote la normativa legal que regula la Fiesta.

Defendámosla Fiesta, sí, pero desde la integridad del toro; luchemos por la Fiesta, sí, pero desde su pureza e integridad.

Es en los peores momentos de crisis cuando los aficionados, nos tenemos que crecer ante el castigo y mostrar  nuestra bizarría.                 

Es nuestro deber estar ahora más con la Fiesta, por eso, porque no nos gusta, porque la queremos mejor, recuperando su apogeo y  con la verdad como estandarte.

•           Males paralelos corremos también con la Patria, cuya defensa exigen grandes desvelos, y ahí estamos.

Es por ello que evocamos al poeta caído cuando arengaba con el alma partida por el resurgir de la Patria:

¡¡¡AMAMOS A ESPAÑA, PORQUE NO NOS GUSTA!!!

Y para terminar, queridos amigos, qué gozoso resulta ofrecer un canto  a la tierra en la poesía de Juan Morales Rojas:

Noble Jaén: Alcázar de olivares,
la luz en tus olivos arrebata.
Se dulcifica y luego se hace plata
como si en vez de tierras fueran mares.
Profundo y serio el hombre de tus lares
ponga acaso, desdén en la ironía
de esta tierra de sal, Andalucía,
ya que Jaén es bálsamo de sierra,
verdad, como el aceite de su tierra;
como la pura sal de su poesía.

Y así, con un canto a la feria de San Lucas rogando la protección de su patrón, con el debido respeto proclamo lo que más nos une:

¡¡Viva La Fiesta ¡!
¡¡Viva Jaén!!
¡¡Viva España!!

SALÓN SOCIAL DE LA PLAZA DE TOROS DE LA ALAMEDA
17 DE OCTUBRE DE 2013 / 20.00 H.

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