Juan Lamarca
@AesJLamarca
Jaén, plateado Jaén, machadiana tonalidad de
la campiña olivarera que impregna el alma de este ubetense, un servidor, que
hoy goza de la inmensa alegría, Y del altísimo e inmerecido honor de dirigirse
a sus paisanos cual toque de clarín que abriera el portón de la Feria taurina
en honor de su patrón San Lucas.
Alma que, en el recuerdo, sigue aleteando en
el transcurrir de los años sobre el mar de olivos de la tierra del Santo Reino.
Raíces profundas que arraigan en el corazón con anclajes imperecederos, y conforman
la memoria de una vida juvenil con sello indeleble de lo nuestro, de un trozo
de España que imprime y define carácter, ¡...Jaén!, allá por esos cerros...
Feliz época aquella, surcando caminos y
elevando anhelos descubriendo lo que hoy tanto se ama, la tierra, sus pueblos,
sus gentes, sus costumbres, y las ferias con sus toros, mamando la cultura de
Jaén desde La Loma, tan ubetense como baezana, hasta el "Monte de la
Jarra" y su castillo de Santa Catalina, de donde en días soleados se goza
ese luminoso paisaje olivarero verde oscuro, y del cual afirma el decir
popular,
"Cuando tiene montera llueve, quiéralo Dios o no lo
quiera”
El lazo renacentista que vincula la
monumentalidad de Úbeda y Baeza con Jaén tiene nombre propio en el arquitecto
Vandelvira acogido en esta tierra para mayor gloria del arte y de la historia
jiennense culminado con la Santa Iglesia Catedral de la Asunción de la Virgen.
¡Que buen torero se perdió!
Y así seguíamos cabalgando desde los aires del
misticismo de San Juan de la Cruz a la huella de la espiritualidad de San
Eufrasio, obispo de Jaén; desde la devoción a la chiquitilla de Santa Olalla,
Virgen de Guadalupe, a la reliquia del impresionante Santo Rostro, la copia de
la cara de Dios de la que cuenta la tradición que:
La primera está en Jaén,
la segunda en Roma Santa,
y la tercera cayó al mar
para consagrar las aguas.
Eran estos los tiempos del Jaén de la región
Bética en la Hispania del Imperio Romano, fuente de riqueza para Roma por sus
dorados manantiales olivareros, y cauce de cultura entre civilizaciones y
pueblos mediterráneos cuando surge un transcendente acontecimiento táurico:
¡¡Los sacrificios y los juegos con toros en
Roma llegaron a perder su connotación religiosa para convertirse en un mero
espectáculo lúdico, el valeroso juego del hombre con el tauro; aunque de forma
arcaica, la tauromaquia echaba a andar!!
Iba gestándose el toro de España, el animal
totémico, sagrado; un animal que se ha ido erigiendo en esencia y sustancia,
imprescindibles, para desvelar una de las claves culturales de España, ¡el
toro! al que el eterno Rafael García Serrano, aquel escritor y patriota que nos
deleitara con su fascinante prosa, rindiera su admiración como animal mítico,
por encima de todos los demás animales; como símbolo eterno de cultura:
“Toros eternos de Iberia, unos con la tierra
que tiene, entre mares, la forma de su piel; toros de Gerión codiciados por
Hércules; toros que, en las astas inflamados haces, lanzó Orisón a los
Cartagineses”
Es con el largo período de dominación
musulmana en España cuando la milenaria relación del toro con el hombre se
interrumpe, prohibiéndose tales celebraciones por considerarse como
abominables. Sin embargo, no por ello esta especie animal llega a extinguirse,
por el contrario y a pesar de ello las correrías sobre toros se suceden, tal
como se pudieran dar por los campos de Jaén, reino fronterizo donde fueron
frecuentes los envites y algaradas entre cristianos y musulmanes y con cierta
convivencia en sus intervalos.
Hay constancia de que en la última época de la
Reconquista los españoles musulmanes del Reino de Granada participaban en
fiestas de toros rivalizando con los cristianos en los momentos de tregua.
Es curioso saber cómo Los Reyes Católicos,
aunque no prohibieron descaradamente la tauromaquia, la llegaron a anular,
dando preferencia a las justas y torneos.
“El ser
cosa de los árabes” los prevenían extraordinariamente,
porque hasta en ese aspecto, Isabel y Fernando, querían extirpar todo vestigio
musulmán.
Años antes, ya se había logrado la reconquista
del valle del Guadalquivir por Fernando III, incluida esta ciudad con el nombre
de Iahen que daría lugar al toponímico actual, Jaén.
Con la conquista castellana la mezcla racial
se activó en el territorio andaluz en general y en Jaén de manera especial por
ser la puerta de Castilla a Andalucía...
¿Se daría entonces el literario encuentro de
los enamoradizos castellanos con las morillas de Jaén? García Lorca así lo
recoge de un rudo texto morisco en esta bella estrofa:
Déjeles ¿Quién sois, señoras,
de mi vida robadoras?
Cristianas que éramos moras en Jaén:
Axa, Fátima y Marién.
Nuestra tierra de Jaén, orgullo de patria
chica, ha sido escenario de momentos y hechos trascendentales para la historia
de España, que bueno es rememorar ahora por el ejemplar y envidiable espíritu
que entonces movía a los españoles y ante la lamentable situación actual de
fractura moral y física de la Patria.
La reconquista a los musulmanes y la posterior
reunificación ibérica quizás no hubiera sido posible sin la victoria de los
reyes cristianos en la célebre batalla de las Navas de Tolosa que supuso el
principio del fin de la presencia musulmana en la península ibérica y la
apertura del valle del Guadalquivir para los ejércitos que ocuparon la ciudad
de Baeza, y posteriormente la de Úbeda.
Es así como el 16 de julio de 1212 en las
inmediaciones de la población jienense de Santa Elena, este combate enfrentó a
un ejército aliado cristiano formado en gran parte por las tropas castellanas
(de Alfonso VIII de Castilla,) las navarras (de Sancho VII de Navarra) y las
aragonesas (de Pedro II de Aragón) contra el inmenso ejército del califa
almohade. (Muhammad An-Nasir).
Varios siglos más tarde, otro hito histórico y
de capital importancia para la unidad y pervivencia de España como Nación, tuvo
lugar en los campos jienenses, en Bailén, entre tropas españolas y francesas,
con especial y decisivo protagonismo de gente del toro aplicando en la lucha
suertes camperas de a caballo propias del manejo, acoso y derribo del ganado
bravo por vaqueros del campo andaluz.
Fue la famosa Batalla de Bailén (19 de julio
de 1808) que se libró durante la Guerra de la Independencia Española y supuso
la primera derrota en batalla campal de la historia del ejército napoleónico.
La intervención heroica de unos jerezanos que,
unidos a otros de Utrera, por su bravura pasaron a formar parte de la historia
con un halo de leyenda. Nos estamos refiriendo a los famosos “Garrochistas de
Bailén”; aquel regimiento de lanceros voluntarios, serían la fuerza de choque
frente a la primera línea francesa.
¡¡España, Jerez, a por ellos, como a las
vacas!!.
Así acometían estos lanceros. Así nacía una
leyenda…
Pues sí queridos amigos, en esta cultura
íbamos creciendo en la ubetense avenida de los Mártires de la Cruzada, en la
cultura de los héroes al servicio de una causa superior, del alma abierta a
altos ideales, los valores y principios tradicionales cimentando ya el armazón
de una personalidad irrenunciable; todo un proceso de formación humana y de
pensamiento en un entorno vital de superación y alegre convivencia entre las
históricas y monumentales piedras de Úbeda; vivencias grabadas y personajes
memorables.
El toro en la mirada y las querencias
repartidas entre el fútbol con Acción Católica y las competiciones con Falange.
La escuela, entre los Salesianos y el
Instituto de San Juan de la Cruz, los acontecimientos vividos con el gobernador
Felipe Arche Hermosa en las visitas del Caudillo, o con el Obispo de Jaén,
Romero Mengíbar, en ceremonias religiosas.
Y entre medias venga romerías a la Virgen y
venga procesiones en Semana Santa; todo un trepidante caminar culminado con la
chiquillería de la Feria de San Miguel hacia los ansiados aguinaldos y
villancicos navideños entre zambombas y panderetas.
En ese inolvidable marco aparecían
invariablemente nuestros héroes, como así se valoraban los toreros en la época,
aquellos que nos hacían soñar con sus gestas dentro de un traje de luces cuando
se jugaba al toro por las calles o en los patios de las escuelas, aquellos
bizarros que reventaban las plazas de la provincia de gente ávida de emoción
para ver a sus ídolos, y cuando los más jóvenes escalaban tapias y muros para
colarse a los tendidos; todo ello como consecuencia se sentir el toreo como algo
natural e intrínsico del ser español.
¿Qué español entonces no soñó alguna vez con
SER TORERO?
Sueños inalcanzables que nos dejan en meros
aficionados.
¿Nos hemos preguntado en alguna ocasión el
porqué somos aficionados?
Ser aficionado a los toros debiera ser lo
normal en una persona nacida en esta piel de toro. Es el fruto del ancestro, la
cultura, la tradición. Es la condición que honra la persona y el título que lo
acredita con orgullo.
Efectivamente, por eso nos hemos convocado
aquí y en plena comunión con el sentimiento taurino de amor a la Fiesta Brava,
que, con seguridad, constituye el principal vínculo común entre nosotros y que
nos otorga el carácter de AFICIONADOS con empaque y sin complejos.
..... Además somos andaluces, atributo fundamental
para conocer la Fiesta y amarla, y por ende somos de Jaén, aceituneros
altivos.... como nos describe en sus versos Miguel Hernández.
Despeñaperros arriba se entra en Jaén para
encontrarse con un escenario desigual y variopinto. Busca lo renacentista y
barroco de las formas en ciudades como Úbeda, Baeza o la propia capital, y el
estruendo de los colores en las provincias más próximas al Mediterráneo, el mar
de la clasicidad.
Los contrastes se dan, son fácilmente
observables en la tierra y en el hombre, en su carácter, pero no son tan
acusados como para apreciar marcadas diferencias en la población andaluza, a lo
sumo lo que corresponde a la distinta tonalidad de colores en sus provincias
descrita en la poesía de Manuel Machado en su canto a Andalucía:
Cádiz, salada claridad / Granada, agua oculta que llora /
Romana y mora, Córdoba callada / Málaga cantaora / Almería dorada / Plateado
Jaén / Huelva, la orilla de las tres carabelas / Y Sevilla...
Es Andalucía la tierra del sol, la más
genuinamente española, tierra alegre, abierta y cordial, escenificada
esencialmente en su medio físico y en sus condiciones naturales, ello le dan su
especial fisonomía y moldean a su vez el genial perfil de su habitante
enaltecido.
Así es mi tierra, así es mi gente, que dijera
el cantautor:
Así es mi tierra / donde la gente bebe en la Semana Santa
/ donde la muerte es gloria cuando la fiesta es brava / donde imaginamos a los
diosas con sonrisa de gitana.
Así es lo andaluz, campo fértil de lo místico
y lo profano donde el hombre es idólatra de los valores humanos, abanderado de
su ejercicio y en pro de la excelencia espiritual.
El andaluz ha sido siempre, es y será ante
todo, un gran filósofo, un buscador de la VERDAD.
¿Tu verdad? NO, la VERDAD --con mayúsculas--,
y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.
Don Antonio Machado dixit.
....Y nos preguntamos ahora ¿Cual es la verdad
del hombre andaluz de hoy?
¿Donde sitúa a España, a Andalucía y a la
Fiesta Nacional?
Malos tiempos corren para la tierra y para el
toro, el acoso con pretensión de derribo de la dignidad del ciudadano y del
aficionado nos tiene contra las tablas.
• Parafraseando
al poeta de "Marinero en tierra" nos arriesgamos a clamar:
¿Qué cantan los hombres andaluces de ahora?
¿Qué miran los hombres andaluces de ahora?
¿Qué sienten los hombres andaluces de ahora?
Mientras encontramos la respuesta nos
refugiamos en la alegre añoranza de los viejos tiempos cuando la pasión por los
toros anidaba en el corazón.
Les ferias de los pueblos de la Loma y su
entorno se sucedían en el caluroso estío anunciadas por las estruendosas radios
con pasodobles y coplas, y con llamativos carteles pegados por las esquinas,
portones y farolas, cuya visión dejaba absortos a los chiquillos.
Los nombres de los toreros paisanos abundaban
por doquier, y su estampa cartelera se reconocían con alborozo.
Por ahí aparecían la emblemática feria de San
Agustín de Linares o la de San Lucas de Jaén, con Úbeda, Baeza y Andújar
aspirando a una meritoria competencia.
Queda el recuerdo de los Paco Moreno, Vicente
Perucha, Víctor Quesada o Juanito Tirado; atrás quedaba la estela de los
ubetenses Esparterito, Porritas, o Antonio Poveda, y todo ello asociado a las
ganaderías de la provincia de “Pacheco”,
“Juan Valenzuela”, “Marín Marcos”, “Benjamín Sorando”, “Araúz de
Robles”, Flores Albarrán” o “Jiménez
Pasquau”, hierros de nuestros pueblos de Jaén, en tierras de Vilches, Linares,
Baños, Andújar , La Carolina, o Aldeaquemada
Eran los años previos a la construcción del
coso de La Alameda de Jaén, veíamos a los hombres ufanos por la calle o en las
tabernas faroleando con la entrada en la mano y sonrientes exclamaban: ¡a los toros! ¡a los toros....!
Era cuando las escasas motos rivalizaban con el
novedoso 600, y todos procuraban una combinación para viajar ¡A los toros de
Linares! era como un ritual cada mes de agosto y siempre en el ambiente la
tragedia del Monstruo de Córdoba.
Con estos aires llegó para este infante,
finalizando la década de los cincuenta, el cartel del recuerdo indeleble, un
festejo triunfal que le prende la afición y abre la puerta a toda una vida de
amor por la Fiesta Brava.
Feria de San Miguel de Úbeda de 1959:
Diez duros costaba la entrada, mas 2 ptas.
para arbitrios, para ver lidiar una corrida de la ganadería de Pacheco, por los
Peralta, Pedrés, Gregorio Sánchez, y Curro Girón; organizada por los
empresarios Hnos. Lozano. Entusiasmo indescriptible, se cortaron orejas, rabos
y patas y todos a hombros hacia la calle Ancha del Hospital de Santiago con un
tropel de chiquillos tras los toreros en pos de rozar los alamares de los
vestidos con la yema de los dedos.
Con el tiempo, mayor significación adquiría
este acontecimiento en el vida de este, entonces, zagal, cuando el destino le
depara el inconmensurable bien de acceder al palco de la plaza de toros de
Madrid, y conocer y tratar a estas admiradas figuras.
Se afirma que el toreo es grandeza y así
siente, cuando con suma nobleza vemos a los toreros descubrirnos su vida, sus
inquietudes, sus miedos y sus glorias a los ojos del aficionado.
Pasa un año, iniciando ya la primera década en
la vida de este ubetense, y el cartel de la Feria de San Miguel prácticamente
se repite, en la feria de San Lucas. Y allá que nos llevan, de un
acontecimiento a otro no menos inolvidable, al nuevo coso de la Alameda que
anunciaba en el día de su estreno a Pedro Martínez “Pedrés”, Gregorio Sánchez y
el linarense Víctor Quesada frente a toros del Marqués del Albayda, echando por
delante de un toro de la divisa de Alipio Tabernero para los hermanos Ángel y
Rafael Peralta.
Se cumplen por lo tanto cincuenta y tres años
de aquel 18 de octubre de 1960 en que esta plaza de toros de Jaén abriera sus
puertas por primera vez, aunque, como bien se sabe, la inauguración oficial,
una vez culminado el proyecto original, se produjo dos años más tarde con Diego
Puerta, Paco Camino y Manuel García “Palmeño” frente a toros de Carlos Núñez.
De esta forma Jaén siguió celebrando fiestas
de toros en el coso de La Alameda, continuando la estela de plazas anteriores
como la de San Francisco, la Magdalena y el Mercado.
La terna inaugural de la plaza de Jaén
simbolizaría la señal de la nueva ola en el toreo. Con Camino y Puerta, y otros
como Romero, Miguelín, El Viti, o Mondeño se iniciaría el relevo generacional
de las figuras que les precedieron tales como Pepe Luis, los Bienvenida, Luis
Miguel, Ordóñez, Litri, Aparicio... y un prestigioso etcétera.
Haciendo de muy buenos introductores los
Ostos, Rafael Ortega, Pedrés, Gregorio Sánchez o los venezolanos César y Curro
Girón, entre otros... Y a los que más tarde se unirían al elenco triunfal una
excepcional terna de toreros de Jaén.
Mientras tanto se barruntaba la revolución con
la aparición de un fenómeno de Palma de Río que habría de hacer historia
universal y que fuera decisivo para el resurgir de la Fiesta y mantenerla con
el máximo prestigio durante tres lustros; su repercusión en Jaén y provincia
fue especialmente efectiva y contribuyó muy directamente al relanzamiento de
las ferias donde actuaba.
Un torero heterodoxo que sin saber torear,
pero aprendiendo a morir, alcanzaría la cima del toreo. Que aprendiendo a morir
para poder vivir llegó a la alternativa con 203 novilladas toreadas en tres
años.
• Tres
hitos cordobesistas son de imperecedero recuerdo en la infancia ubetense:
--El grandioso alboroto surgido con su presentación de
novillero en el coso de San Nicasio resultando herido.
--El fracaso de su segunda actuación con huida fuera de
la ciudad vestido de torero.
--Y la inusitada expectación con ocasión de ver por la
primeriza televisión su confirmación de alternativa en Madrid.
... La irrupción de Benítez tuvo su precedente.
Muy fresca era todavía la tragedia de Linares. Y es que la secuela por la
muerte de Manuel Rodríguez “Manolete” en 1947, su impacto y su recuerdo,
determinó el discurrir de la Fiesta en la década siguiente. Luis Miguel
Dominguín recoge el testigo y con Antonio Ordóñez en competencia, el toreo va
recuperando su pulso manteniéndose el interés reforzado con la llegada del
nuevo y amplio escalafón, desde Jaime Ostos hasta Palomo Linares, como
apóstoles del advenimiento del mesías que salvaría la Fiesta y que no era otro que
un tal Manuel Benítez Pérez.
Su popularidad arrasaba, las plazas se
quedaron pequeñas, las calles se inundaban de gente cuando "El
Cordobés" paseaba por ellas; la leyenda del pobre espontáneo de Las Ventas
convertido en afamado y rico torero caló hondo en el corazón del pueblo
español.
Era él, “El Cordobés”, el joven humilde que
desconocía el toreo y que cobraba más que nadie, el torero que mostraba un
valor insuperable traspasando ya las fronteras de la mitología.
Su sangre fue regando la arena de los ruedos
ibéricos germinando como semilla fértil en el alma de los espectadores. Ya era
el ídolo de España emergiendo sobre las voces de los ortodoxos contra el torero
heterodoxo; nada lo pudo impedir, su fuerza era imparable –El Huracán Benítez-
su personalidad arrolladora, el carisma inigualable.
Ese era el fenómeno de Manuel Benítez forjando
la leyenda de “El Cordobés” y que le conduce a la alternativa cual sonoro
clarinazo para encabezar el glorioso paseíllo de otra etapa dorada del toreo
–algunos la califican como la Edad de Platino, como muestra de superación a las
anteriores conocidas como la Edad de Oro, de Gallito y Belmonte, y la de Edad
de Plata de Domingo Ortega y Manolo Bienvenida-.
Fecha histórica la de Mayo de 1963. Córdoba la
llana, sultana y mora, que cantara el pastor poeta, la de Cañero, la ciudad de
los califas, la del barrio de la Merced, la mandona histórica del toreo desde
Lagartijo a Manolete, que en su vieja plaza de Los Tejares aclama a Manuel
Benítez recibiendo la alternativa de manos del maestro de maestros Don Antonio
Bienvenida, "hontanar de torería" como le define Don Fernando
Claramunt.
• Bien
se puede pensar que la causa de aquel apogeo de la Fiesta, la vaticinara el
académico Conde de las Navas cuando escribió:
• "el
devenir del toreo corre paralelo a los períodos de auge o decadencia de la
Patria"; nada más cierto, y aplicable a aquella época de paz y desarrollo
en España.
Las familias españolas, entonces, daban
alcance a un soñado horizonte como era la concordia y el bienestar de la España
de los sesenta, en feliz comunión con la eclosión de Benítez cuya figura eleva
a la Fiesta a alturas insospechadas.
El toreo y la Patria vuelven a sonreír……y dos
sonrisas unidas para la historia:
El Caudillo y “El Cordobés”
• Un
año después, en San Isidro del 64, se va a producir el acontecimiento taurino
más impactante de la época moderna: La plaza de toros de Las Ventas de Madrid
va a ser el escenario de la corrida de mayor expectación de la historia con la
confirmación de alternativa de Manuel Benítez.
Al resultar herido por el toro de “Benítez
Cubero” que le cediera su padrino “Pedrés”, la imagen de la cornada sobre la
arena venteña dio la vuelta al mundo. "El Cordobés" ya era una figura
universal.
• El
increíble ambiente vivido aquel día quedó fiel y magistralmente reflejado en el
libro“…O Llevarás Luto Por Mí".
• Sus
autores Dominique Lapierre y Larry Collins, relataban así el acontecimiento:
“En los atestados graderíos de Las Ventas
había silencio y expectación. Y ésta quietud parecía haberse extendido a toda
España, acallando el clamor de su exuberante existencia. Por unos momentos,
bajo el sol declinante de la tarde de Mayo, el ritmo vital de la Nación pareció
suspenderse a la espera de la hazaña de un solo hombre.
El tráfico y el comercio habían quedado casi
paralizados; los guardias abandonaban sus puestos; las llamadas telefónicas
quedaban sin contestación.
El Caudillo y el preso, el Ministro y el
campesino, el terrateniente y la criada de servicio, el banquero y el obrero
fabril, veinte millones de hombres y mujeres, casi dos tercios de la población
de España, esperaban ante la pantalla gris del aparato de televisión, unidos
alrededor de los tentáculos de éste milagro de las comunicaciones, como jamás
lo habían estado los españoles desde 1.939”
He ahí la figura de Manuel Benítez “El
Cordobés”, que en Jaén precisamente, en su plaza de la Alameda, protagonizara
otro suceso histórico al televisarse a todo el mundo vía satélite, y por
primera vez desde España, la llamada corrida del siglo de la que, seguro, todos
ustedes, conservarán un cartel en el que se anuncia:
13 de junio de 1971
Toros de los Herederos de Marcos Núñez.
para
Santiago Martín “El Viti”,
Manuel Benítez “El Cordobés”
José Fuentes
Sería de justicia, en un especial ejercicio
imaginario, incluir en esta terna a un recordado y querido personaje decisivo
para la Fiesta de los toros en Jaén, como lo fuera su alcalde Don Ramón
Calatayud, al que tuve el honor de conocer personalmente.
Y así, señoras y señores, en plena eclosión
del fenómeno cordobesista, nuevamente Jaén se hace presente en la Fiesta con la
aportación de, quizás, los más importantes diestros de su historia. Otro
fenómeno de raza y coraje, torero de Linares surgido desde muy niño de la
leyenda del maletilla llevada al cine, este no es otro que Sebastián Palomo,
haciendo historia en las manos de sus apoderados, los Hermanos Lozano.
Palomo ocupó la cúspide del toreo con su valor
y ambición, con el colofón de su mítico trofeo logrado en Madrid en 1972, un
rabo en Las Ventas, el último que se concedió, y ya ha llovido....
• Fue
de nuevo Linares, cuna de toreros y muy buenos, la que alumbró en aquella época
otros dos colosos de la talla de José Fuentes -Linares se lo llevó..Linares nos
lo devuelve- y Curro Vázquez -Cita con el arte-, unidos por el vínculo del
apoderamiento de Rafael Sánchez Pipo, un personaje singular por lo genial, y
grandioso por su contribución al toreo lanzando además de estos, a El Cordobés,
que aún no siendo de Jaén, el recordado Pipo, hizo historia por nuestras plazas
entre cerros y olivares con su hijo Salvador, su fiel escudero.
Por aquella fechas, uno de los cuatro ases de
la baraja de toreros de Jaén, fue, Antonio Millán "Carnicerito de
Úbeda", y aun resuenan las aclamaciones de sus paisanos el día de su
alternativa por Antonio Ordóñez en el coso de San Nicasio, o el estallido de
los cohetes en las noches estrelladas de verano anunciando las orejas cortadas
en cualquier plaza donde actuara. Memorable fue la competencia con Fuentes y
Palomo en el seno de perenne rivalidad entre Linares y Úbeda :
“En Linares queremos toreros…..no Carniceros”…
Eso es lo aparecería en una pancarta del el
tendido.... cosas de Linares
Profundo es el recuerdo de Antonio, fue un
amigo, un símbolo que accedió a la categoría de mito entre nosotros tras su
prematura y estúpida muerte por el toro de la carretera. Fue Carnicerito el que
nos embelesara con su mano izquierda y nos hiciera vibrar con las seis puertas
grandes conseguidas en la plaza de Las Ventas de Madrid.
• Y
seguimos en Jaén. Dice el refrán que "Se es donde se pace, no donde se
nace.." es el caso de Enrique Ponce que lo acoge nuestra tierra para
hacerla suya, tanto o más que la que le vio nacer.
Efectivamente, el conocido maestro de Chiva,
bien podría ser el Maestro de Las Navas, un jaenero alumbrado como torero por
ese otro personaje de fábula que se llama Juan Ruiz Palomares, cariñosamente
conocido como El Patas.
Si Ponce ha batido todas las marcas habidas y
por haber en el toreo, lógicamente también lo ha hecho en esta su provincia.
Jaén se siente orgulloso de su adopción, Jaén
le muestra gratitud como torero y como hombre; ahí está su entrega y altruismo
dentro y fuera de la plaza.
Mañana le veremos en su enésima actuación en
el coso de la Alameda, mañana podrá desplegar una vez más el magisterio de su
tauromaquia y mostrar su expresión artística en el toreo, el de la difícil
facilidad de un superdotado en el arte de Cúchares.
En el maestro de Chiva se conjugan las máximas
cualidades basadas en el valor y técnica que cimentan el estilo e inspiración
en cada caso para expresar el arte de torear.
Es Ponce, “torero de toreros", el
compendio del clasicismo conceptual tal como lo han practicado los más grandes
de la tauromaquia.
En definitiva, la expresión artística de Ponce
en su asombrosa regularidad rayan en tal perfección que algunos, maliciosa y
resentidamente, "la ven con hastío y la sufren por su insultante
superioridad".
No sería esta la opinión de Eugenio D'Ors
quien afirmaba:
"No hay que cansarse de aspirar a la
perfección ni de hacer apología de ella, porque de lo demás, en fin de cuentas
siempre quedará bastante".
--Tengamos confianza y orgullo en reconocer al
Excmo. Sr. Don Enrique Ponce Martínez, matador de toros, Académico de las Artes
y Buenas Letras de Córdoba, y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de
España, y vecino de las Navas de San Juan, como torero legítimo de Jaén.
• Pues
claro que sí, queridos amigos; así es mi tierra, así es mi gente. Jaén tierra
de toros y toreros. Santo y seña de la Tauromaquia por ser una de las
provincias taurinas más importantes pero que, sin embargo aparece opaca al
mostrar su relevancia histórica y su realidad actual a los ojos del mundo.
Criterio compartido por un ejemplar jiennense
como Lope Morales, un conocido paladín de la Fiesta cuando blasona de los toros
del Santo Reino y afirma que por razones desconocidas esa imagen no es la que
el público en general tiene de nuestra tierra. No es la relación con los toros
una referencia clara de cara al turista o al desconocido.
No es una faceta que se haya plasmado
suficientemente en las cartas de presentación del Santo Reino. Y sin embargo lo
es. Jaén es tierra de toros. Tanto como lo pueda ser Salamanca o Cádiz o
Sevilla, y más de lo que pueda parecer alguna otra más cercana y con renombre.
Jaén ha tenido y tiene tanta actividad taurina y tan variadas y peculiares
características al respecto que sorprende que no se le tenga más en cuenta en
ese contexto.
Como sorprende aún más que los estamentos
culturales propios por excelencia como la Universidad no dediquen sus esfuerzos
al análisis, estudio y difusión de una realidad sociológica, ecológica,
etnológica, folclórica, económica, histórica, artística, y en resumen, cultural
tan intrínsecamente ligada a todo el territorio provincial.
Pues bien, proseguimos, amigos, aficionados,
que ante ello reivindiquemos el Jaén taurino desde la verdad, desde el derecho
y desde la razón, que sería el modo más loable de hacer por la Fiesta en todo
el territorio español.
Grande es el reto en medio de una crisis real
con muchos e increíbles frentes abiertos contra la Fiesta Brava, despreciando
la trascendencia que el universo táurico ha originado en la Historia de España
y en la Cultura Hispánica.
Claros y definidos se muestran los ataques
desde posiciones sociales, políticas y administrativas que nacen de la
tradicional y cainita anti España.
Cuán doloroso resulta comprobar que los ataques
constantes, claros e insidiosos que se perpetran contra La Fiesta Nacional son
por eso, por ser Nacional, por constituir, como es natural, un inequívoco
SIMBOLO DE IDENTIDAD ESPAÑOL.
También con descaro se producen las
hostilidades desde el mundo animalista enmascarado en la hipocresía social en
defensa de la vida del toro, o a favor de poderosas organizaciones lucrativas.
Pero hemos de reconocer, y en la parte que nos
corresponde que se viene produciendo una decadencia del espectáculo taurino y
un paulatino abandono del público cuyas causas habría que buscarlas en las
acciones u omisiones del estamento profesional y en las acciones u omisiones de
la Administración competente, que conducen a un penoso deterioro de la cabaña
brava y al incumplimientote la normativa legal que regula la Fiesta.
Defendámosla Fiesta, sí, pero desde la
integridad del toro; luchemos por la Fiesta, sí, pero desde su pureza e
integridad.
Es en los peores momentos de crisis cuando los
aficionados, nos tenemos que crecer ante el castigo y mostrar nuestra bizarría.
Es nuestro deber estar ahora más con la
Fiesta, por eso, porque no nos gusta, porque la queremos mejor, recuperando su
apogeo y con la verdad como estandarte.
• Males
paralelos corremos también con la Patria, cuya defensa exigen grandes desvelos,
y ahí estamos.
Es por ello que evocamos al poeta caído cuando
arengaba con el alma partida por el resurgir de la Patria:
¡¡¡AMAMOS A ESPAÑA, PORQUE NO NOS GUSTA!!!
Y para terminar, queridos amigos, qué gozoso
resulta ofrecer un canto a la tierra en
la poesía de Juan Morales Rojas:
Noble Jaén: Alcázar de olivares,
la luz en tus olivos arrebata.
Se dulcifica y luego se hace plata
como si en vez de tierras fueran mares.
Profundo y serio el hombre de tus lares
ponga acaso, desdén en la ironía
de esta tierra de sal, Andalucía,
ya que Jaén es bálsamo de sierra,
verdad, como el aceite de su tierra;
como la pura sal de su poesía.
Y así, con un canto a la feria de San Lucas
rogando la protección de su patrón, con el debido respeto proclamo lo que más
nos une:
¡¡Viva La Fiesta ¡!
¡¡Viva Jaén!!
¡¡Viva España!!
SALÓN
SOCIAL DE LA PLAZA DE TOROS DE LA ALAMEDA
17 DE OCTUBRE DE 2013 / 20.00 H.
17 DE OCTUBRE DE 2013 / 20.00 H.
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