El espada madrileño corta tres
orejas, tras sobreponerse a una fuerte voltereta, saliendo en hombros. Una oreja
cortaría en sus toros de regalo el gaditano Galván y el carabobeño José Antonio
Valencia, trofeos de matiz generoso.
RUBEN DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Foto: Camilo Cepeda
Poco
de resaltar en el recibo de capa de parte del gaditano David Galván ante el abreplaza,
dado lo abanto de su comportamiento de salida, «Bergantín» Nº 6 de 460 kilos, cárdeno
entrepelado, que mantuvo en los tercios posteriores mansurrona actitud frente a
los engaños. Tras brindar a los presentes, Galván por doblones inició labor,
protestando el animal en los primeros compases. Parado y sin emociones se sucedieron
las series por ambas manos, encontrándose aseado y cumplidor el torero. Abrevió,
para tras estocada atravesada que hizo guardia, necesitar de dos golpes con el
descabello, para ser silenciado tras aviso.
El
cuarto de la función, «Trepador» Nº 76 de 435 kilos, poco se le vería en el percal,
cárdeno claro, muy cuidado en varas, pero aún asi no valdría, pues lo limitadas
de las fuerzas del astado le imposibilitó emoción alguna de cara al tendido. Técnico
y limpio Galván se justificó. Fue silenciado. Visto el balance de su tarde, regalaría
el primero de los sobreros que dispuso la empresa limpiar corrales, «Bullidor»
Nº 122 de 425 kilos del hierro de Santa Barbara, jabonero claro, el cual toreó
con limpieza con el percal. Lo medido del castigo en varas hizo que el toro
desarrollara genio posteriormente, lo que cató desde el primer muletazo Galván
con una pasmosa colada por el pitón izquierdo cuando le toreaba por alto. Por naturales
se sentiría a gusto el torero gaditano, ahondando en su interpretación, siendo
los mejores momentos de su labor, que tomaría ribetes aislados embarullados por
el derecho, donde se dejaría ver más heterodoxo a lo que acostumbra. Al segundo
viaje con el acero mandó a las mulillas la res, para ser premiado con una orejilla
de saldo.
Tras
su paso en enero pasado por San Cristobal, de nuevo veíamos por esta tierra al
madrileño Fernando Adrián, lidiando al negro mulato, «Auroreño» Nº 2 de 430 kilos,
por verónicas relajadas, ganando terreno hacía los medios, rematando con media
en el centro del redondel. Impertérrito en los medios por la espalda pasó al
animal, iniciando labor muleteril de forma explosiva de cara al público, para
en redondo lucir más de lo esperado la embestida pastueña del animal, en especial
por la mano derecha. Mejor se le vio por naturales, llevando largo y templadito
al noble ejemplar, incluso perdiéndole el respeto, a tal punto de llevarse una fortísima
y peligrosa por la forma en caer voltereta, que trastocó las dolencias que
viene arrastrando a comienzos de semana en Alcalá de Henares. Cerró por ceñidas
bernadinas, para irse tras el acero, al segundo viaje, para cortar una oreja
tras aviso, pasando a la enfermería, donde correría turno tras resentirse del palizón
señalado dias atrás.
Con
el que iba ser el cierraplaza, «Garboso» Nº 12 de 493 kilos, Adrián hizo la
machada de salir al ruedo tras recuperarse del palizón en su toro anterior, toreando
en especial por naturales con reconocido merito, justificándose ante un toro de
limitado recorrido el cual llevaría alargándole el viaje. Se le notaba las limitaciones
físicas de toreo, lo que hizo que tuviera por momentos apuros frente al astado.
Le despenó con el acero de manera solvente, doblando el animal de forma casi
ipso facto, para cortar las dos orejas, la segunda generosa por demás e innecesaria
para el torero madrileño.
Luego
de un paréntesis de varios meses sin actuar en ruedos de relevancia incluso
pensando en el retiro, ante «Marañón» Nº 58 de 440 kilos se las vio el coleta valenciano
José Antonio Valencia, negro muleto, comodito de pitones en exceso, el cual pasó
sin eco con el percal al astado. En la muleta, José Antonio hizo el esfuerzo de
lucirse ante un toro que requería su lidia, propio de la edad y exigencia del
encaste, pero poco o nada llegaría su mensaje al tendido, desangelado y sin trascendencia
a lo hecho por el menudo torero de la dinastía Valencia. Visto lo visto, no le quedaría
a José Antonio que abreviar armando un sainete con el acero fruto de su
inactividad, no justificándose su inclusión cuando hay otros toreros venezolanos
en mejor momento, siendo silenciado tras dos avisos.
Tras
correrse el turno, «Cantaclaro» Nº 91 de 450 kilos que cerraba feria, saltaría en
quinto lugar, el más seriecito del lote, donde José Antonio Valencia le saludó
de capa displicentemente. De rodillas inicio faena, intentando emocionar el cotarro,
toreando de forma eléctrica, con pases por ambos pitones más a la galería que
otra cosa. Un pinchazo antes de dejar un espadazo desprendido para premiársele
con una generosa y mentirosa oreja, el cual tiene como responsable al Usía de
plaza.
Y
para rematar su tarde, le regalarían un segundo sobrero, saltando a la arena «Cachetón»
Nº 237 con 433 kilos de El Prado, astado que no del todo facilitó las cosas al poco
rodado espada carabobeño. Le paso por ambas manos con su repertorio tremendista,
de ligereza de pies, que prolongaría innecesariamente la función que iba casi
de las cuatro horas. Al segundo viaje dejaría un bajonazo, aliviándose del
trance, para de esta manera recibir tibias palmas en lo que ha sido este
dilatado y de escaso contenido, festejo de cierre ferial tovareño.
Culminaba
asi una edición ferial donde queda en evidencia que el destino de la Feria de Tovar
no es el más saludable en las formas y maneras como se la está planteando la
familia Santana. Por encima del dinero y opulencias de su principal responsable,
de la larga corte de “palmeros de oficio” que hace gala Johan, la
realidad es que vive una mentira bajo el amparo de muchos que no tienen ni puñetera
idea lo que es el sentir del aficionado taurino tovareño. Allá cada quien con su
lio y su billetera, y hasta cuando le dure el capricho…
FICHA DEL
FESTEJO
Plaza de Toros Coliseo El Llano. Domingo
7 de septiembre. III corrida de la 182ª Feria en honor a la Virgen de Regla.
Poco menos de un tercio de plaza (aproximadamente
1700 personas dispersos), en tarde entoldada, fría y ligeramente ventosa.
Toros de la ganadería Los Aránguez
(Jesús Riera) correctos de presentación, con el denominador común del escaso fondo
de bravura en el último tercio. de regalo se lidiados dos astados, de Santa
Barbara (7º) espero y a menos; y El Prado (8º), descastado.
Pesos: 460, 430, 440, 435, 450, 493, 425 y 433 kilos.
David Galván (gris perla y azabache), silencio
tras aviso, silencio y oreja en el de regalo.
Fernando Adrián (turquesa y oro), oreja tras aviso
y dos orejas.
José Antonio Valencia (rosa y plata), silencio tras dos
avisos, oreja y leves palmas en el de regalo.
Incidencias: El matador Fernando Adrián sería revisado en
la enfermería de la plaza, corriendo turno, para salir a estoquear al que cerró
plaza. *** Muy censurable el que las cuadrillas en el tercio de banderillas, si
acaso, cumplirían dos pares de banderillas en tercios de mero trámite. ***
Petardo que se haya anunciado el traslado del torero Fernando Adrián a un centro
médico local por la megafonía por parte de las autoridades de plaza, cuando en ningún
momento había salido de la plaza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario