Un total de diez orejas las que se
cortaron en el festejo de cierre de la edición de este año del “Carnaval Taurino
de América”, donde sobresalió las maneras y formas del diestro debutante Marco Pérez, asi como clase y variedad del extremeño
Alejandro Talavante, quienes cortaron cuatro cada uno, las de Marco Pérez tras
el indulto por partida doble de sus utreros. Dos alcanzó cercenar Jesús Enrique
“Colombo”, luego de trasteos trabajados ante un lote áspero.
RUBEN
DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos:
Federico Montes
Nuevamente
la gente ha disfrutado una tarde de toros entretenida de principio fin. No en
vano la expectación era a millón, pero a final de cuenta, no del todo se
registró la entrada esperada. Pero es entendible en razón de lo golpeada económicamente
como está la ciudad. Gran apuesta que ha hecho las empresas que no del todo se
ha visto cristalizado en lo económico. Pero los que estuvimos presentes este Lunes
de Carnaval en Merida, disfrutamos de una tarde donde el elemento más
importante que es el toro, esta aves si estuvo presente, propició emociones, y
dejo a todos de acuerdo que en el que tiene la ultima palabra es el de los cuatro
años y las barbas bien puestas.
Toros
colombianos del hierro de Juan Bernardo Caicedo, encierro de presencia y juego
acorde a lo que aspira el aficionado que por estos momentos hace el sacrificio
de ir a toros en este país, en la actualidad. Vaya que hemos disfrutado de una
corrida donde cada uno de los pupilos bogotanos dejaba algo en la retina de los
presentes. Incluso el toro de rejones, del hierro de El Prado, asi como el
sobrero de regalo de Rancho Grande, ofrecieron opción de triunfo para los respectivos
lidiadores.
Abrió
soleada plaza el rejoneador Francisco Javier Rodríguez, quien sorteó las embestidas
templadas de «Jacarandoso», animal que en los cuatro rejones de castigo
que le colocó mostraría acometividad a las cabalgaduras. Pero lo mejor vino en
banderillas, cinco farpas, en especial uno colocados a dos manos, de gran
calado entre los que se observaron una actuación de mucho más merito y
pulcritud en la ejecución de las suertes que el día anterior. Una pena que falló
en reiteradas ocasiones con los aceros le haya dejado sin premio alguno. Por cierto
labor que brindaría Francisco Javier al subalterno merideño Francisco “Chico” Paredes
En
lidia ordinaria vendría abrir cartel el diestro extremeño Alejandro Talavante,
quien ha pechado con un lote de toros que le han dejado estar toda la función a
gusto. Lo manifiesto en su primero, animal el cual en los primeros tercios
marcaria tendencia a cortar viaje, frenarse en las telas y en especial no
augurarse nada interesante. Pero este cambiaria tras el buen tercio de varas y
rehiletes que se prodigó la cuadrilla, para luego en la muleta poco a poco Talavante
ir enseñando a embestir al galimatías que representaba «Manolo» ante la pañosa.
La templanza, firmeza y sitio de un torero elite, dejó constancia la gran
diferencia con respecto a los demás, a tal punto de meter en el engaño y hacerlo
ver mejor de lo que en realidad era. Para eso estaba la mente fría y
calculadora de un Alejandro variado e improvisador en series ninguna igual a
otra, sobre todo por naturales, donde tomó ribetes superiores. El espadazo,
entero, ligeramente desprendido, para la concesión un tanto generosa de las dos
orejas.
De
nuevo repetiría actitud y disposición Talavante ante «Gladiador», otro juanbernardo
que de toriles no mostraba claridad en sus embestidas. Pero para ello tenia
enfrente un torero con la capacidad de entenderle y ofrecerle lo que requería,
eso mismo que hace la diferencia entre lo ordinario y lo excelso, como esos
toques y altura en el manejo de los engaños, distancias y repertorio, detalles
muchas veces baladí para el aficionado común. La ración de espada, tres cuartos
tendidos, suficientes para de nuevo el corte de las dos orejas ante la petición
del soberano, a lo que el palco no puso objeción alguna. Era la última tarde y había
que “botar la casa por la ventana” el lema.
Papeleta
nada fácil para un torero curtido y con las tablas requeridas para un cartel
como este, como lo demostró Jesús Enrique “Colombo”. Frente a «Chiflado»
se ha tenido que jugar el tipo el espada taribense ante la embestida bravucona e
incierta del toro tras el lucido tercio de banderillas que ofrecería, clavando
de manera precisa y milimétrica en todo lo alto. La faena estaba embalada al éxito,
desde el inicio de labor, frente a las geniudas y encastados viajes del burel,
por ambos pitones, como una locomotora, requiriendo una muleta firme y poderosa
para hacerse presente. Emoción y tensión en cada tanda, que mantuvo en vilo la atención
de quienes palpamos el tranco del toro con edad y seriedad más que evidente. Los
tres cuartos de espada en lo alto mandaron a las mulillas al dije y para “Colombo”
una de las orejas más justificadas de las varias que ha cortado este año por
ruedos nacionales.
No
tendría opciones con el complicado y peligroso segundo del lote, «Joyero»,
el cual no dejo estar a gusto a Jesús Enrique desde su misma salida de toriles,
otro toro que vendería cara su vida en el ruedo como lo dejó manifiesto en las
arrancadas y viajes vencidos por ambos pitones. Un toro de peligro sordo el
cual justificó más de la cuenta “Colombo” cuando otros hubiesen abreviado sin discusión
alguna. Se le silenció tras despenarlo de estocada caída, para solicitar el sobrero,
animal que desentonaba del lote lidiado en cuanto a presencia, e incluso en las
nobles pero endebles embestidas que hizo de Jesús Enrique sacara relucir todo
su repertorio en aras de conquistar la oreja que le permitiera la salida en hombros.
Se afanó por ambos pitones, con hambre y ambición de triunfo, frente a la
entrega incondicional de gran parte de los aficionados. El espadazo ligeramente
tendido en buen sitio fue motivo para que el toro al doblar se le cortara una
oreja, en tarde donde justificó con creces el porqué es nuestra principal carta
como torero en plazas nacionales.
Lo
de Marco Pérez ha sido llegar y besar el santo ante la entrega maternal de la afición
emeritense. Nunca había visto tanta efervescencia por torero alguno en esta plaza
como la recibida por el menudo diestro salmantino desde su recibo con el percal
en templadas verónicas del tercio a los medios, llevando a placer las nobles y
pastueñas embestidas de un gran utrero como lo sería el castaño tostado que llevó
por nombre «Aplicado». A placer literalmente se dispendió Marco Pérez
con este extraordinario utrero, por ambos pitones, componiendo la figura en
cada muletazo, que tanto por la diestra como por la zocata dejaría impresa el
imberbe púber, al que se le arroparía al culminar cada serie una ovación de pie
de toda la plaza, imantada a las cualidades de un torero que supo de la misma
forma entender al pie de la letra las bondades del morlaco. Ni siquiera le dejarían
perfilarse para intentar la suerte suprema, pues ipso facto, Usía sacaría el
pañuelo naranja del indulto, ante el trasteo de la feria más completo e impoluto
de cuantos vimos a lo largo del corto serial de este año. La vuelta al ruedo apoteósica
fue de clamor e impresión de quienes no conocían las condiciones de un torero
que esta llamado a ser alguien en esto si el utrero y el toro luego, le respeta.
Su
actuación de cierre fue otro recital de inteligencia y capacidad lidiadora. De capote
en sus genuflexas verónicas para luego en el entrega inicio de largo cambiando
el viaje por la espalda, nuevamente colocaron en vereda a toda la plaza, esa misma
que coreó con pasión y denostada pasión series de seis y siete muletazos, con
pases de todas las marcas. Vamos, que parecía que estuviera en el patio de su
casa jugando al toro, en esta ocasión ante otro utrero destacado, pero sin la
clase ni el tranco del anterior. El remate de labor vino adornada por una
manoletinas ceñidísimas, cenit más que justificado para que de nuevo y de manera
apresurada el presidente del festejo asomara otra vez el pañuelo naranja y de
esta manera se indultara al novillo, algo inédito en esta plaza, que torero
alguno debutando se le fuera sus astados al corral por la vía de los indultos,
como en el caso de Marco Pérez.
Asi
culmina una feria con grandes hechos como otros a denunciar, propios de una fiesta donde la polémica, es el caldo de interés para la discusión que es a final de cuenta la
esencia de una pasión cuyo protagonistas al final y al cabo son el toro y el
torero.
FICHA DEL
FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román
Eduardo Sandia” de Merida
Lunes 12 de febrero de 2024. III corrida
de feria
Con poco más de media plaza (aproximadamente
9 mil personas), en tarde soleada, se han lidiado reses del hierro colombiano
de JUAN BERNARDO CAICEDO, en su conjunto bien presentados, nobles en distinto
grados, bravucones en el caballo, que se vinieron arriba en los engaños,
destacando el recorrido de los novillos corridos en 4º y 7º lugar, ambos
indultados con matices, que llevaron por nombre «Aplicado» Nº 460 de 400 kilos e
«Ilusionista» Nº 363 de 340 kilos. Para rejones se corrió un toro de EL
PRADO (1º), con tranco y celo a la grupa. De sobrero de regalo se lidió un
toro de RANCHO GRANDE (8º), noble pero a menos.
Pesos: 450, 447, 480, 400, 464, 457,
340 y 432 kilos.
FRANCISCO JAVIER RODRÍGUEZ (A la usanza campera): Palmas tras
aviso.
ALEJANDRO TALAVANTE (Burdeos y oro con remates blancos): Dos
orejas en ambos toros.
JESÚS ENRIQUE “COLOMBO” (Gris plomo y oro, con cabos blancos):
Una oreja, palmas y una oreja en el sobrero de regalo.
MARCO PÉREZ (Celeste y oro, con cabos blancos): Dos
orejas simbólicas en ambos toros.
Incidencias: Entre las cuadrillas destacaron la vara
de William Hidalgo “El Llanerito”, y en la brega Mauro David Pereira, Gerson
Guerrero, además en banderillas Francisco “Chico” Paredes. *** Presidió festejo
el Dr. Frank Castillo Salazar, quien nuevamente ejerció autoridad con “manga
ancha”. *** Actuaria como único sobresaliente del festejo el novillero
emeritense Carlos Sulbarán.
Es una total vergüenza el hecho de conceder un 2do indulto y empañar de esta forma la extraordinaria actuación de Marco Pérez. Por otro lado era este mismo el ganador de la mejor faena de la feria, así como el robo realizado al banderillero Chicó Paredes, siendo este el claro ganador del premio al mejor banderillero.
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