En el cierre de la Feria de la Virgen de la
Consolación
Rafael Orellana se encontraría con «Carnicero» de El Capiro, para ser uno de los triunfadores de la tarde/noche de cierre ferial taribense. Foto: Federico Montes – Archivo |
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Mejoró la climatología para la tarde cierre de la
tradicional cita ferial taribense, el cual un poco más de público registró que
la tarde del sábado. Una “migajita” dirían por allí, pues una vez más se pone
en evidencia que la gente poco se anima a ir a toros en Táriba, y específicamente
al ruedo del Coliseo. Una pena de verdad, a pesar del esfuerzo hecho por la
empresa por traer toreros de interés y ganado con garantías de éxito, pese al
irregular planteamiento publicitario que se viene haciendo no solo a esta, sino
a las demás citas feriales que hemos visto y se vienen en agenda.
Densa y dilatada más de la cuenta fue la labor en
rejones de Francisco Javier Rodríguez, actuación donde no se dejó nada en el
tintero el jinete yaracuyano, ante un toro poco presto al lucimiento. La oreja
con la que premió vino de la mano con agradecida brevedad que manejo el rejón
de muerte.
Animoso estuvo un veterano Leonardo Benítez a lo
largo de la tarde, la de su estreno en este ruedos tras 31 años de doctorado y trayectoria
por ruedos nacionales. Pudo haber cortado la oreja del primero de lidia
ordinaria, pero su fallo con la espada le limitó de “tocar pelo”. Igual dosis
de toreo, gesticulando más de la cuenta al graderío, fue lo que se prodigó en
labor que esta vez sí contaría con la rúbrica de la espada, para cortar par de
orejas.
Orellana se encontraría con las almibaradas
embestidas de su primero del lote, animal agradecido, en faena variada y típica
del repertorio del espigado y veterano torero tovareño. La nobleza del animal
fue vista por los presentes, para solicitársele el indulto que diligentemente
el palco concedió. Su segundo del lote, un marmolillo, sin recorrido, cumplió
el torero en despacharlo, a pesar de dilatar labor más de la cuenta para ser
silenciado tras aviso.
El debutante en ruedos venezolanos, el salmantino
Juan del Álamo cortaría una oreja en el de su estreno, tras una labor
intermitente, que remató de certero espadazo. En el que cerró plaza, con la noche
presente, apostaría un poco más el coleta de Ciudad Rodrigo, en especial por
tandas por la mano diestra, de uno en uno, de gran plasticidad artística, para recibir
palmas.
El balance artístico del festejo fue el siguiente:
Plaza de Toros Coliseo «Hugo Domingo Molina» de
Táriba. Con poco más de un cuarto de plaza (aproximadamente 1000 personas) en
tarde entoldada, fresca, con ligeras ráfagas de viento, se han lidiado toros
del hierro colombiano de EL CAPIRO DE SONSÓN
(Dayro Chica), dispares de presentación y juego en su conjunto, un poco mejor
presentados que sus hermanos lidiados el día anterior; 1º, manso, parado; 2º,
manso, aquerenciado; 3º, noble, con recorrido, indultado de nombre «Carnicero» N°
883 de 433 kilos; 4º, noblote a menos; 5º, noble y con recorrido; 6º, manso sin
recorrido y 7º, áspero, corto de recorrido.
FRANCISCO
JAVIER RODRÍGUEZ (A la usanza campera), oreja.
LEONARDO BENÍTEZ
(Azul rey y oro con remates blancos), palmas tras aviso y dos orejas.
RAFAEL
ORELLANA (Ciruela y oro con remates blancos), dos orejas simbólicas y silencio
tras aviso.
JUAN DEL ÁLAMO
(Tabaco y oro con remates blancos), oreja y palmas.
Incidencias:
El festejo comenzó con un retraso de 35 min de la hora estipulada. *** Juan del
Álamo se presentó en Venezuela con el toro de nombre «Barranquero» N° 918 de 432
kilos, negro muleto, cubeto de cornamenta. *** A partir de la lidia del segundo
toro del lote de Leonardo Benítez se lidió con deficiente luz artificial. *** Presidió
como sucedió el día anterior, con ecuánime criterio el aficionado Alexander
Saavedra. *** Festejo que tuvo más de tres horas y media de duración.
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