Roca
Rey y Colombo por la Puerta Grande, con materia prima de distinta condición, en
un estado de triunfalismo apasionado no del todo justificado por parte de un
palco presidencial sin rumbo ni criterio. *** Garrido “toca pelo” ante una
labor metódica y pulcra en especial por la mano izquierda.
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos:
Federico Montes
SAN CRISTÓBAL
(Enviado Especial).- Era la tarde esperada por todos. El ambiente estaba
dado para esas corridas que se marcan con un asterisco en el recuerdo de los
aficionados. Pero una cosa propone el hombre y otra lo descompone el toro. Como
en realidad al final ocurrió. Se cortarían seis orejas, en un reparto abultado
para lo que en realidad se vio en la arena. Esa es la verdad.
El encierro de Los
Aránguez ha sido un lote muy disparejo e irregular en cuanto a
comportamiento se refiere, siendo el más potable del envío el corrido en tercer
lugar, bravucón, de geniuda embestidas que no del todo fue entendida por su
lidiador. Los demás, sacaron escaso recorrido, nulo celo a las telas y en especial
a menos en los engaños, lo que condicionó que los espadas actuantes se
limitaran a lucirle más de lo que en verdad otras manos hubiesen sido visto.
Pocas opciones tuvo el extremeño José Garrido ante
el que abrió plaza, donde los momentos de mayor trascendencia vino en el alegre
saludo por verónicas así como en momentos puntuales en la muleta, en especial
por la mano diestra, y poco más, dado el escaso eco de emoción de la embestida
del toro de cara al tendido. Los tres cuartos de razón toricida, tendidos y
desprendidos, y un golpe con el descabello, para ser silenciado.
José Garrido |
Otro matiz fue su labor con el cuarto de la función,
desde el saludo a pies juntos en las verónicas de recibo, rematando con media
en la boca de riego del irregular ruedo sancristobalence. Luego vendría el
recital de toreo parsimonioso y relajado de Garrido, gustándose en el manejo de
las telas, especialmente por naturales donde comenzó y cimentó trasteo muleteril,
preñado de variedad y repertorio para levantar las ovaciones unánimes de los
presentes. El pinchazo en lo alto, así como el espadazo tendido requerido para mandar
a las mulillas, dieron pie a la concesión justa de una oreja.
La expectación por ver a Roca Rey era total, demostrado
en la ovación atronadora con la que el público recibió al diestro peruano ipso facto se asomó en el paseíllo. Esa entrega
no tendría contrapunto con el segundo, animal de desangelada y famélica condición
para seguir los engaños de un Roca Rey que luciría por encima a las opciones que
ofrecía el pupilo caroreño. Abrevió de pinchazo, y tres cuartos en buen sitio, para
ser silenciado.
Andrés Roca Rey |
Otra disposición se le vio ante el quinto, a
tambor batiente se mostraría el limeño con el animal desde el sabroso saludo
por verónicas, de tablas a los medios, rematando con media acaderada en su ejecución.
Tras una minúscula sangría en el caballo, en la muleta Roca Rey no escatimó en
hacer lucir con temple y aguante las dudosas y pastueñas embestidas del burel,
en tandas de “cinco y el de pecho”,
tanto por la derecha como por la zocata, especialmente por esta última donde se
recreó llevar largo y detrás de la cadera los viajes del astado. Le aprovecharía
hasta donde quiso y pudo el toro, para rematarle de tres cuartos de ración de
acero en buen sitio, para de esta manera la plaza unánimemente solicitar las
dos orejas, que se concederían no sin antes un poco de recelo a tenor de lo que
había sucedido en el criterio del palco hasta ese momento.
Lo de Jesús Enrique Colombo la tarde de ayer, para
no entrar en conjeturas y malos entendidos lo resumiría así: en su primero del
lote, el más serio y precioso del envío, recibiría de capa con variedad por delantales
a pies juntos, clavaria banderillas más con voluntad que lucimiento y eficacia;
toreó de muleta con premura y nulo reposo, ante una embestida que se le vino
arriba ante el limitado castigo en varas, a tal punto de por momentos lucir
desbordado por el animal en distintos terrenos del ruedo, para despachar de
estocada trasera y desprendida, y ser premiado con las dos orejas… ¿?
Jesús Enrique Colombo y "Cordereño" |
En el que cerró plaza, una labor más desordenada e
inconexa, ante un toro de menos condiciones para el lucimiento por lo parado de
su recorrido, voluntarioso en el capote, en meritorio saludo por verónicas rodillas
en tierra; ración de banderillas nuevamente poco ortodoxas y una inexistente
faena de muleta por ambos pitones, pues no hubo de donde sacar provecho al
lucimiento permitido por el morlaco, enviando al destazadero de fulminante espadazo
en lo alto, ligeramente desprendido, para ante la incredulidad de gran parte de
los presentes en la plaza ser premiado con una oreja, de la más vulgares que se
hayan concedido por palco presidencial alguno en esta arena en muchos años… Razones
veredes diría Sancho, a este raro viraje de este criterio presidencial, como el
sol a la luna, de una corrida a otra, vaya a saber bajo que intereses o bajo
que presión. Suponemos.
Culminaba así una corrida que no del todo fue lo
que esperábamos. Penoso que se rebaje categoría y seriedad a lo hecho en el
ruedo, cuando de por medio esta la ilusión y pureza de un espectáculo que
merece más respeto por parte de autoridades y propios protagonistas. Es caerse a
mentiras señores, y esto no es así. He dicho, y con mi verdad no ofendo ni
falto el respeto a nadie…
FICHA DEL
FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Hugo Domingo
Molina” de San Cristóbal.
Viernes 27 de enero de 2023.
Con poco más de tres cuartos de plaza (aproximadamente
13 mil personas), en tarde soleada, calurosa y ligeramente ventosa, se han lidiado
toros de LOS ARÁNGUEZ (Jesús Riera), correctos de presentación, variopintos y
con edad, que en distinto grado se vinieron a menos en los engaños, destacando
por bravucón el corrido en tercer lugar, no del todo entendido en su lidia.
Pesos: 430, 435, 432, 430, 430 y 440 kilos
JOSÉ
GARRIDO (Verde hoja y oro con cabos
blancos), Silencio y oreja tras aviso.
ANDRÉS
ROCA REY (Espuma de mar y oro con
cabos blancos), Silencio y dos orejas.
JESÚS
ENRIQUE COLOMBO (Verde esmeralda
y oro con cabos blancos), Dos orejas y oreja.
INCIDENCIAS: Entre las cuadrillas, destacaron los
subalternos Abrahán Graterol, y en la brega la diligente lidia del subalterno
peruano Dennis Castillo y Gerson Guerrero. *** A resaltar el mal estado del piso
de plaza, blando y pesado para los espadas y subalternos actuantes, acusando más
de la cuenta debilidad de remos los astados. *** Presidió el festejo con censurable
y polémico criterio el MVZ Álvaro Moros, quien concedió inexplicablemente orejas
sin razón alguna, ante el desconcierto de los entendidos, lamentable y penoso
para lo que es la categoría de esta plaza, convirtiéndola en populista antro de
pachanga fiestera.
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