jueves, 4 de noviembre de 2021

REPORTAJE - Ley de Derechos de los Animales: datos de una no conspiración

CARLOS RUIZ VILLASUZO
Mundotoro
 
En el año 2009 un artículo publicado en mundotoro titulaba: ‘Cuanto más humano, más negocio’. En él se describía el mercado número uno mundial en facturación, el de las mascotas, casi paralelo al mercado destinado al ser humano. Se trataba y se trata de algo sencillo. Con un saldo negativo de vértigo en nuestra tasa de natalidad (y en los países occidentales) la caída del mercado mundial de consumo es directamente proporcional a la caída de la natalidad. Un descenso estructural continuado en natalidad humana y por tanto en su consumo de mercado, ha sido sustituido por el incremento progresivo del llamado “animal de compañía” y sus demandas de mercado, que, en la fecha de ese artículo, año 2009, era de 25 billones de dólares anuales (25.000.000.000.000). La estructura de ese mercado había de tener una ley que ordenara el propio mercado en su crecimiento. Ya la tiene en la ley de Protección y Derechos de los Animales.
 
Anoto que, por primera vez la historia de las legislaciones mundiales, donde ya existían leyes de protección o bienestar animal, ahora se añade la palabra ‘DERECHOS’, es decir, mercado. No estaba tan loco un servidor, cuando escribió un titular por el que, excepto ser lapidado, recibí de todo en todas partes, incluso dentro del mundo del toro, tan dado a pensar con los codos. De las escasas personas que tomaron en cuenta ese titular, Joaquín Moeckel, una vez comprendida la gravedad del asunto, concluyó que, en unos años, el tiempo daba y quitaba razón. Desde hace tiempo palabras como animalismo, mascotismo, etc… las usan las gentes del toro y yo que me alegro, pero ya es tarde. En 2009, no lo era.
 
Voy a tratar de explicar, una vez más, en qué toca, implica, roza y contiene este asunto de gravedad social al mundo del toreo. Al del toreo, al de la caza, al de la ganadería… Miren. Todo gran negocio nace, primero, de un análisis de mercado. Realizado éste, hay una fase en la que el producto ha de calar en ese mercado, en la gente que consume. El estudio de mercado del mascotismo se realiza hace más de tres décadas, coincidiendo con tres hechos. Uno, el descenso vertiginoso del índice de natalidad de los países occidentales. Dos, el aumento de las mascotas en los hogares de los mismos países. Tres, la transformación de las líneas de producción de las grandes multinacionales destinadas al consumo humano (alimentación, sanidad, ocio, medicinas sancionadas por los propios nacimientos de humanos…) que se mudan a la producción dirigida el mercado de las mascotas.
 
‘Según el Instituto Nacional de Estadística, el número de españoles de entre cero y quince años es inferior, no al número de mascotas censadas (28 millones), sino sólo de perros, más perros que niños’
 
Algunos datos que certifican estos tres hechos de coincidencia en el calendario: Índice de natalidad en caída libre desde el año 2000, cuyo vértigo hacia el suelo desde 2015, con un saldo vegetativo negativo es imparable: la tasa de fertilidad (que marca la tasa de natalidad) en España es de 1,18 para una edad media de primera maternidad de 32,3 años. Según el Instituto Nacional de Estadística, el número de españoles de entre cero y quince años es inferior, no al número de mascotas censadas (28 millones), sino sólo de perros, más perros que niños. El censo de hospitales de hace tres años en España era de 728 entre públicos y privados frente a las 6.000 clínicas veterinarias censadas, datos todos del INE. Es decir, que la COVID-19 podría haber tenido sólo los efectos de un estornudo si hubiera sido virus entre las mascotas. Por ejemplo. A la vez, Nestlé, Purina, Procter and Gamble… entre otras transnacionales cuya producción se destinaba al mercado humano, variaron su producción hacia el mercado de las mascotas.
 
Estos datos de mercado oficiales, innegables e irrefutables, son consecuencia de una estructura de la publicidad del tamaño de su propio mercado. Gigantesca. Todo producto ha de crear la necesidad de ser consumido. El mercado de las mascotas jamás habría sido posible sin una estructura global de márquetin que la envolviera y arropara con el mensaje que más cala en la sensiblería humana: el buen trato animal de todo tipo. El animal como víctima. El animal como objeto de mal uso. El animalismo. El toreo, como la caza, son, en un uso simple, irreflexivo y directo, la mejor imagen del mal trato animal.
 
En realidad, asistimos a un extraordinario uso de varias actividades al lado de los animales no mascotas que han servido como propaganda y expansión del mercado mundial de las mascotas. Con una genialidad más de esta publicidad mundial del mercado de las mascotas: han hecho que animalismo y ecologismo (con la idea global de deterioro del planeta) sean la misma cosa. Es decir, que el toro y otras actividades no son otra que el enemigo común del bienestar animal, del ecologismo, del animalismo. Provocar en la sociedad este debate, señalar al enemigo del animal, forma parte de una estructura comunicativa del gran mercado. El DNI para mascotas y el toro en la Ley de Bienestar animal.
 
No sólo se blanquea la natural aberración de un mercado que consiste en sustituir los índices de natalidad y fertilidad de los países en cuanto a humanos por el aumento de mascotas, sino que asistimos a la aberración del ecologismo en un retroceso del mismo, al ser usurpado éste por una extraordinaria campaña de comunicación de un mercado, que insistimos, en 2009 era ya de 25 BILLONES de dólares. Ponemos un ejemplo, el de destinar casi 5 millones de euros a campañas oficiales sobre mascotas en España sobre el bienestar animal y para crear necesidad de una ley de Derechos de los animales, da idea del tamaño del mercado.
 
‘Todo mercado necesita de una base legal de regulación. Y la ley ha ser provechosa y abrir caminos. De tal forma que la profetizarían de 2009 publicada aquí bajo el titular, ‘Cuanto más humano mas negocio’, se hace realidad con la Ley de Bienestar y Derechos de los Animales’
 
Todo mercado necesita de una base legal de regulación. Y la ley ha ser provechosa y abrir caminos. De tal forma que la profetizarían de 2009 publicada aquí bajo el titular, ‘Cuanto más humano mas negocio’, se hace realidad con la Ley de Bienestar y Derechos de los Animales. Derechos significa, en mercado, un potencial de crecimiento brutal. Porque la Ley que se va a aprobar, no le quepa duda a nadie, es una ley destinada al crecimiento del mercado de las mascotas, palabra ahora desestimada y sustituida por animal de compañía. De hecho, en el prólogo de la ley, se dice expresamente que va destinada a ‘prevenir el alto grado de abandono de animales en nuestro país’.
 
Aquí podemos detenernos a usar la inteligencia básica y decir: Pues que se haga una ley para las mascotas y se deje en paz a las demás actividades con los animales. No puede ser. De la misma forma que el mascotismo se arropó de la idea sensible social del animal dañado y del planeta maltrecho, ahora la ley ha de tener texto para todo ello. Y una cuestión más: ¿abandono de mascotas?
 
De un censo de casi 28.000.000, las estadísticas de los propios animalistas cifran el abandono en 138.000 anuales. Con un particular: no hay datos sobre una cuestión de calidad pues de esos abandonos no se sabe cuál es la cantidad de mascotas que están censadas o no. Porque hay quien insiste en que el número de abandonos se da en una gran proporción entre mascotas no censadas cuyo “abandono” no sea otra cosa que el resultado de una no regularización del nacimiento de animales ni de su control de existencia. No de un maltrato, que, sin duda, lo hay.
 
Alguien dirá que todo mercado tiene un origen y un destino. Bueno, está escrito en varios artículos cuyos datos periodísticos son oficiales. El origen, año y dueño de todo esto tiene nombres y apellidos, claro. En realidad, no hay nada extraordinario en todo este trabajo periodístico. Se basa en la credibilidad que se dé o no se dé a los datos oficiales. Y luego, a la credibilidad que cada cual le dé a coincidencias en espacio y tiempo de todos los datos reales.
 
Coincidencia de la aparición de nuevos partidos de neo-izquierda. Coincidencia en los postulados animalistas con las ideologías totalitarias. Coincidencia de los intereses de las grandes y transnacionales y organizaciones mundiales que financian a partidos y organizaciones animalistas y pseudo ecologistas. Muchas coincidencias mostradas por este medio de locos y teóricos de una conspiración que sabemos no son ciertas. Es una realidad a la que no se hizo caso y ahora es imparable.

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