El
singular astado pertenecía a la ganadería local de Antonio Jiménez
La localidad madrileña de Cenicientos volvió a
recibir a uno de sus ‘vecinos’ más ilustres y conocidos: el toro ‘Chiquitín’.
El toro bravo más pequeño del mundo y que llevaba el hierro de la ganadería
local de Antonio Jiménez. Tras más de diez años de vida y un proceso de
naturalización realizado por el taxidermista José Ros, Cenicientos volvió a
admirar la belleza de un astado único fruto del azar genético.
El destino quiso que Cenicientos, localidad que se
caracteriza por lidiar uno de los toros más serios de la geografía taurina,
tuviera también el toro más pequeño del mundo. Un aliciente que provocó
numerosas visitas a la ganadería de Antonio Jiménez, de procedencia Núñez, por
la línea Rincón.
Más de 5.000 personas y de diferentes países
disfrutaron de la belleza de este animal único en la finca ‘Las Posturas’.
Precisamente, pronto ‘Chiquitín’ se convirtió en la joya de la ganadería,
viviendo diez años a todo lujo. Un toro que, a pesar de su tamaño, imponía
seriedad y respeto, causando la admiración de todos los visitantes.
Misma admiración que la localidad de Cenicientos
mostró ayer a ‘su’ toro y al ganadero Antonio Jiménez. A la cita acudieron gran
parte de los vecinos del municipio, para volver a recibir a su ‘vecino’ más
bravo. Durante el acto, el ganadero Antonio Jiménez detalló con gran emoción el
privilegio y el comportamiento de un toro, al que consideró ‘como un amigo’ con
un nudo en la garganta. También estuvieron presentes los taxidermistas que
explicaron el proceso de naturalización.
‘Chiquitín’ estará expuesto en el Museo de la
plaza de toros de Cenicientos durante la Feria del Toro, que se desarrolla del
14 al 16 de agosto, para luego formar parte del
«Museo de Castas y Encastes», ubicado en la plaza de toros de Las
Ventas. / MUNDOTORO
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