viernes, 13 de octubre de 2023

El maestro José María Manzanares ya tiene un azulejo en la plaza de toros de Las Ventas

Contando con un merideño entre su cuadrilla
Manuel García (der), junto a José Mari Manzanares hijo, este jueves en la develación de azulejo al maestro José María Manzanares. Foto: Cortesía

La Comunidad de Madrid a través del Centro de Asuntos Taurinos ha reconocido en al diestro alicantino fallecido a finales de octubre del 2014
 
MUNDOTORO - RDV
 
El matador de toros José María Manzanares ya cuenta con un azulejo conmemorativo en la plaza de toros de Las Ventas en reconocimiento a su trayectoria profesional. La mañana de este jueves, en las galerías del Tendido 1 ha tenido lugar el descubrimiento de este mosaico en un acto con numeroso público y compañeros de profesión -aun cuando no se vieron toreros de su generación- que no han querido perderse este reconocimiento que la Comunidad de Madrid a través del Centro de Asuntos Taurinos tiene y ha tenido con diversos toreros y personalidades del mundo del toro.
 
El director del Centro de Asuntos Taurinos, Miguel Abellán, recordó la figura del maestro Manzanares en las palabras de bienvenida. Manzanares fue padrino de alternativa de Abellán y el actual director del CAT no dudo en reconocer que para él fue una fuente de inspiración desde sus inicios en la profesión. Un “torero de toreros” como reza en el azulejo, cuya definición detalla a la perfección el conjunto tanto del torero como de la persona en sí.
 
Una vez descubierto el azulejo, tomó la palabra su hijo José María Manzanares. Visiblemente emocionado no pudo evitar que en algún instante floreciera alguna lágrima al recordar a su padre ‘Lo recuerdo cada día, y cada día está presente en mí, el próximo 28 de octubre hará nueve años que nos dejó’. ‘Sigo siendo torero y mantengo mi ilusión por él, muchas de mis motivaciones son porque él se sintiera orgulloso de su hijo’. ‘Cada día resulta más difícil cuando no está, se le echa de menos’, apuntó Manzanares. Tras sus palabras de recuerdo a la figura de su progenitor, fueron numerosos los aficionados que quisieron hablar con el torero y tomarse fotografías con él.
 
Admiradores de su padre que no quisieron perderse la cita en Las Ventas a los que Manzanares atendió uno a uno ante la emoción y el agradecimiento a tanto cariño por parte de la afición. Como agradecido se mostró ante sus compañeros, especialmente con Julio Aparicio o Uceda Leal, que quisieron acompañar al torero y su familia en un día tan señalado.
 
Un merideño entre la cuadrilla de Manzanares padre
 
Precisamente hemos querido palpar las impresiones de un taurino merideño, que tiene su historia con el maestro alicantino, como lo es el emeritense (del Barrio Santa Elena), Manuel García, quien señala haberle conocido en el año de 1977 en Caracas, para ya a finales de la temporada americana del ’78 ya estar trabajando a sus órdenes por ruedos españoles. «Me trataron como un hijo más en su familia, en especial con su padre, el cual era una máquina para ver y hacer toreros, de allí lo buen torero que fue José María Manzanares».
 
De la mano de los Manzanares, Manuel García estuvo en plan novilleril por ruedos ibéricos, debutando sin picadores en Valencia, y con picadores en Castellón de la Plana, y así sucesivamente en algunas novilladas más. «Luego pasaron 5 o 6 años con ellos, estaba en el seno de una gran familia, me lo creí antes de tiempo como les pasa a mucho, con la ventaja de haber aprendido a torear con muchos secretos que esta gente del toro sabia, y luego pues me apoderó un gran taurino llamado José Poveda, en la que toreamos varias novilladas, y luego vino el “tabaco” que me quitó de la cara del toro, ya no pudimos llegar ser matador de toros pero me siento y soy torero, volviendo a la casa de los Manzanares, donde vi crecer a los niños de él, muy educados, excelente personas, me dan mi sitio pues los vi nacer».
 
La amistad siempre ha existido con los Manzanares desde siempre, a tal punto que me hice mozo de espadas por él, por Manzanares padre, andando con él, hasta su retirada en Sevilla de manera sorpresiva. «Se cortó la coleta y bueno seguimos como grandes amigos hasta su muerte. Son como si fueran mi familia de toda la vida realmente. Como torero para mí ha sido uno de los más grandes, por algo se le llama “torero de toreros”. El concepto de él era distinto a todos, la elegancia, temple, bondad… lo sabía todo el maestro».

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