Contando con
un merideño entre su cuadrilla
Manuel García (der), junto a José Mari Manzanares hijo, este jueves en la develación de azulejo al maestro José María Manzanares. Foto: Cortesía |
La
Comunidad de Madrid a través del Centro de Asuntos Taurinos ha reconocido en al
diestro alicantino fallecido a finales de octubre del 2014
MUNDOTORO - RDV
El matador de toros José María Manzanares ya
cuenta con un azulejo conmemorativo en la plaza de toros de Las Ventas en
reconocimiento a su trayectoria profesional. La mañana de este jueves, en las
galerías del Tendido 1 ha tenido lugar el descubrimiento de este mosaico en un
acto con numeroso público y compañeros de profesión -aun cuando no se vieron toreros
de su generación- que no han querido perderse este reconocimiento que la
Comunidad de Madrid a través del Centro de Asuntos Taurinos tiene y ha tenido con
diversos toreros y personalidades del mundo del toro.
El director del Centro de Asuntos Taurinos, Miguel
Abellán, recordó la figura del maestro Manzanares en las palabras de
bienvenida. Manzanares fue padrino de alternativa de Abellán y el actual
director del CAT no dudo en reconocer que para él fue una fuente de inspiración
desde sus inicios en la profesión. Un “torero de toreros” como reza en el
azulejo, cuya definición detalla a la perfección el conjunto tanto del torero
como de la persona en sí.
Una vez descubierto el azulejo, tomó la palabra su
hijo José María Manzanares. Visiblemente emocionado no pudo evitar que en algún
instante floreciera alguna lágrima al recordar a su padre ‘Lo recuerdo
cada día, y cada día está presente en mí, el próximo 28 de octubre hará nueve
años que nos dejó’. ‘Sigo siendo torero y mantengo mi ilusión por él, muchas de
mis motivaciones son porque él se sintiera orgulloso de su hijo’. ‘Cada día
resulta más difícil cuando no está, se le echa de menos’, apuntó
Manzanares. Tras sus palabras de recuerdo a la figura de su progenitor, fueron
numerosos los aficionados que quisieron hablar con el torero y tomarse
fotografías con él.
Admiradores de su padre que no quisieron perderse
la cita en Las Ventas a los que Manzanares atendió uno a uno ante la emoción y
el agradecimiento a tanto cariño por parte de la afición. Como agradecido se
mostró ante sus compañeros, especialmente con Julio Aparicio o Uceda Leal, que
quisieron acompañar al torero y su familia en un día tan señalado.
Un merideño entre la cuadrilla de Manzanares
padre
Precisamente hemos querido palpar las impresiones
de un taurino merideño, que tiene su historia con el maestro alicantino, como
lo es el emeritense (del Barrio Santa Elena), Manuel García, quien señala
haberle conocido en el año de 1977 en Caracas, para ya a finales de la temporada
americana del ’78 ya estar trabajando a sus órdenes por ruedos españoles. «Me
trataron como un hijo más en su familia, en especial con su padre, el cual era una
máquina para ver y hacer toreros, de allí lo buen torero que fue José María Manzanares».
De la mano de los Manzanares, Manuel García estuvo
en plan novilleril por ruedos ibéricos, debutando sin picadores en Valencia, y con
picadores en Castellón de la Plana, y así sucesivamente en algunas novilladas más.
«Luego pasaron 5 o 6 años con ellos, estaba en el seno de una gran
familia, me lo creí antes de tiempo como les pasa a mucho, con la ventaja de
haber aprendido a torear con muchos secretos que esta gente del toro sabia, y
luego pues me apoderó un gran taurino llamado José Poveda, en la que toreamos
varias novilladas, y luego vino el “tabaco” que me quitó de la cara del toro,
ya no pudimos llegar ser matador de toros pero me siento y soy torero,
volviendo a la casa de los Manzanares, donde vi crecer a los niños de él, muy
educados, excelente personas, me dan mi sitio pues los vi nacer».
La amistad siempre ha existido con los Manzanares
desde siempre, a tal punto que me hice mozo de espadas por él, por Manzanares
padre, andando con él, hasta su retirada en Sevilla de manera sorpresiva. «Se
cortó la coleta y bueno seguimos como grandes amigos hasta su muerte. Son como
si fueran mi familia de toda la vida realmente. Como torero para mí ha sido uno
de los más grandes, por algo se le llama “torero de toreros”. El concepto de él
era distinto a todos, la elegancia, temple, bondad… lo sabía todo el maestro».
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