El encierro de astados colombiano, noble
pero de anovillado trapío en su mayoría fue aprovechado abrumadoramente por la terna,
a la que se jactó de arrancarle nueve orejas, algunas de ellas de dudoso proceder
a un palco que se desató a mostrar pañuelos. *** Tanto toreros como ganadero saldrían
a hombros de una afición exultante de emoción.
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos:
Federico Montes Chacón
(TOVAR,
Enviado Especial).- La corrida de mayor expectación de la feria ha
resultado un tacazo. El esperado encierro colombiano de El Capiro de Sonsón demostraría
un dechado de nobleza y bravura, aun cuando dejo en debe mejor remate en cuanto
a su trapío se refiere. Estamos en una feria que debe cuidarse el renglón trapío
de sus toros a lidiar, desde hace tiempo, para sembrar el respeto a una plaza que
es mayor de edad y merece por su tradición. Otra cosa el gran juego que
ofrecieron, y en especial las exigencias que impuso a los toreros, cada uno
resolviendo bajo su concepto y rodaje el galimatías planteado por los astados
paisas.
Debutó en esta plaza el espada linarense Curro Díaz
al que se le puede endilgar el haber pechado el lote que planteó las mayores
complicaciones. El que abrió plaza le pasó por muleta con la solvencia y veteranía
de los años que atesora un torero que tiene pellizco en su concepto. Bellos fueron
los muletazos que imprimió sobre la mano diestra, en tandas cortas pero
preñadas de mensaje, ese que atesora el salero de los privilegiados. El espadazo
en buen sitio, ligeramente contrario, para cortar una oreja, la primera del festín.
La faena de su segundo fue una muestra de la raza
y vergüenza ante el dije que pechó, el cual tenía guardado en la retranca el
malaje y peligro propio del toro con edad y que impone seriedad. Le llevo a su
aire Díaz, sacándole partido bajo los parámetros del temple, llevándole tapado
de tela, pero sería en un remate por alto, mediada la faena, cuando le cazó y
le asesto con la pala del pitón un fuerte varetazo en el cuello, dejando grogui
al torero en mención, la primera de las palizas que se llevó, pues luego
nuevamente el toro le asestaría otro nuevo derrote en las espinillas, haciendo
eternos los momentos cuando el toro le tuvo a su merced en el piso, en las cercanías
de la puerta de cuadrillas. Un toma y daca, con tintes de heroicidad y
dramatismo que tuvo su epilogo con los tres cuartos de ración toricida, ligeramente
desprendidos, para cortar una oreja, la que daba opción a la salida en hombros,
que solo el palco presidencial justificaría o tendría sus razones etéreas.
La presentación de Miguel Ángel Perera ha sido en
pocas palabras un revulsivo para toda la afición tovareña. No se puede torear
con más seguridad y entrega, además de conocimiento de la lidia precisa y otros
elementos más, como lo hizo el veterano espada extremeño. Se pasó sus toros por
allá, por acá y cuyá, hasta donde quiso, imantando a una afición el cual quedó
prendida a las maneras del mencionado coleta.
Con su primero anduvo con una facilidad insultante
para pasarse por la diestra y zocata las noblotes embestidas del castaño
ejemplar, al que dominó con autoridad suprema. Con el capote y muleta Perera aprovecharía
y enrumbaría una labor para enmarcar de cómo llevar una lidia a favor siempre
del toro, potenciando virtudes, y limando asperezas. La estocada entera,
perpendicular y ligeramente trasera para cortar una oreja con basamento.
Lo del segundo suyo igualmente fue un concierto de
como ver un toro en la plaza desde su misma salida. Flojo de remos, pero con
una nobleza evidente, Perera le cuido en varas y banderillas al comprobar el
tranco y nobleza, de muy limitadas fuerzas de remos, casi rayando en la
invalidez. El tacto fino, el temple y el manejo de distancias y altura, hizo
que se obrara el milagro de hacer embestir a «Bastonero» por ambos pitones de manera que en otras manos dudo lo
hubiese hecho. El remate de faena toreando en circular de rodillas, así como
los circulares por la espalda desataron el paroxismo y con ella la petición de
indulto de la gran mayoría de presentes en la plaza, que no se complicó don
Roger Barón en conceder. Muchos habían olvidado lo casi testimonial de su pelea
en varas o las reiteradas caídas a lo largo de una lidia agarrada con
alfileres.
Lo de Rafael Orellana igualmente es plausible pues
fuimos testigo de una nueva etapa de este torero. Sereno y con una parsimonia muy
pocas vista, lo del espigado torero de El Llano fue la confirmación del pozo y
reposo que da la veteranía y el receso que tuvo en este periodo largo de
pandemia. Faena por cierto el cual brindó al empresario y gran incondicional
suyo, José Antonio Montilla. Estuvo resolutivo con el tercero de la tarde, ofreciendo
sitio y muletazos de gran calado, ante otro noble cornúpeta de don Dayro, al
que entendió en la medida justa. El espadazo entero, ligeramente contrario dio
pie a que lo espectacular como caería el toro desatara la pañolada y con ello
el par de pañuelos, un poco excesivo tal consideración.
Mejor se le vio con el que cerró plaza, animal de
un tranco de verdadero toro bravo al que recibió a porta gayola, para luego en
el capote recrearse en la verónica. Con la muleta nuevamente vimos a un
Orellana haciendo las cosas con las pausas y técnica que imponía un toro que exigía
su lidia, esa que necesitaba el mando y terrenos para no quedar tapado por la
bravura a más del astado. Nuevamente el certero espadazo, ligeramente
desprendido, para la concesión exultante de las dos orejas, las mismas que le
colocan como el más serio candidato a llevarse los máximos honores de la feria,
tras el pleno de orejas con la que se le premio el par de actuaciones la tarde
de este sábado.
Salimos de la plaza satisfechos, con la esperanza
que por lo menos el público salió satisfecho por lo visto. Eso es lo más
importante.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Coliseo El Llano de Tovar. Sábado
10 de septiembre de 2022.
III corrida de la Feria de la Virgen de
Regla
Con poco más de media plaza (aproximadamente
4000 personas) en tarde fresca y nublada se han lidiado seis toros de EL CAPIRO
DE SONSÓN (Dayro Chica), justos de
presentación, escurridos de carnes, nobles en distinto grado, destacando la
entrega, nobleza y boyantía pero escasos de fuerzas del corrido en 5º lugar,
indultado, de nombre «Bastonero», N° 818 de 426 kilos.
Pesos: 427, 430, 425, 445, 426 y 440 kilos
CURRO
DÍAZ (Azul añil y oro con cabos
blanco): Oreja y oreja
MIGUEL
ÁNGEL PERERA (Canela y oro con cabos
blancos): Oreja y dos orejas simbólicas.
RAFAEL
ORELLANA (Nazareno y plata): Dos
orejas en ambos toros.
INCIDENCIAS:
Destacó en la brega la atenta
lidia de Gerson Guerrero nuevamente y en las banderillas arriesgado par de
Francisco “Chico” Paredes. *** Las incidencias del festejo la puedes seguir a
través de www.conectadostv.com y por
en el relato por radio por www.webtuya.com/radioideal967/
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