RUBEN
DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
San
Cristobal (Táchira) - Enviado Especial
Fotos:
Federico Montes
Ha
sido una corrida con muchos matices. De esas, donde los detalles cuentan más que
lo superfluo, lo ordinario, lo común y corriente. Vamos, que ayer vimos hacer
toros de la nada, sacarles faena y luego hacerlos embestir como sí fueran toros
de nota, contando para ello con toreros de una técnica y un bagaje solo para
privilegiados. Toreros puestos y con la claridad de ideas para entender desde su
misma salida astados que en otras manos hubiesen pasado desapercibidos.
Asi
se puede resumir la tarde de toros que han propiciado Daniel Luque y Emilio de
Justo, en el segundo festejo mayor de la Feria de San Sebastián, corrida donde
los antes mencionados se aplicaron a ejercer en el ruedo los preceptos de la técnica
y entrega, además de los conocimientos de la lidia en su plenitud, para sacar
partido al lote de cada uno de ellos, que envió el hierro de Campolargo. Tarde
donde las emociones se encontraron en las lidias muy bien planteadas, y donde
asi mismo primó la calidad sobre la cantidad. Es decir, una corrida para paladear
y degustar como los buenos vinos.
Lo
de Luque ante el primero suyo fue una lidia modélica de cómo hacer embestir un
manso entablerado, exactamente apencado en el burladero del 4. Desde el mismo saludo
de capa intuyó Luque que no iba ser sencilla la papeleta ante el aquerenciado
animal, al que luego de pasarle por la pica y banderillas sin nada que resaltar,
en los mismos terrenos que el toro escogería, se afanó Luque en sacar partido. Primero
sobre la mano diestra, en serios cortas, afianzando y metiendo en vereda las ásperas
embestidas de un astado que terminaría poco más de dos tandas, en entregarse a
la poderosa muleta del sevillano. Un tratado de conocimiento de altura, temple,
saber esperar, y en especial firmeza de pies para no dudarle nunca, para luego
por la zocata dar rienda suelta al recital de toreo caro y de mucho mérito. Las
luquesinas finales dejaron la rúbrica para que tras espadazo en buen sitio, se
le premiara con una justa oreja.
En
su segundo la cosa no pintaba a mejores. El anovillado y burraco astado, poco hacía
presagiar lucimiento alguno ante la falta de fuerzas, en labores de enfermero, llevándole
a media altura, muy templado y en los terrenos precisos, para que de esta
manera el toro no se aburriera o en su defecto acrecentara defectos. Luque hizo
gala de su inteligencia para darle el sitio y por momentos, la emotividad para que
el público entrara en interés de la faena, algo impensable. Para eso es torero,
para entender lo que requiere o no el toro, en especial sobre la mano diestra,
la misma en la que cimentó en su gran mayoría trasteo entre algodones, asi fue.
El soberbio volapié con la que tumbó inmediatamente al toro sin puntilla, de por
sí valía una oreja, la otra, sería para compensar el palco presidencial la que tal
vez se le olvido conceder en el toro anterior en error tal para muchos
sorprendente, pues no hay razón para tal criterio, que a final dejaba su
balance en tres orejas, que literalmente solo un estado de gracia y la capacidad
de este Luque del 2024 es capaz de realizar.
Lo
que igualmente hizo Emilio de Justo es sin duda alguna de otro nivel. Su primero
de la función fue “sobándole” desde que en la muleta le fue descubriendo, astado
generoso en nobleza pero muy limitado de fuerzas. De Justo le fue metiendo, poco
a poco, previo brindis emotivo de Emilio al propio Luque, en una labor donde
sobre la diestra ya metido el toro, se degustó Emilio en llevar largo y con mando
las endebles embestidas del animal, ese por el que nadie daba “un duro”, sobre
todo por la diestra donde se destapó Emilio en llevarlo empapado y embarcado de
tela, a gusto y placer. El medio espadazo en buen sitio, fue suficiente para
que cortara las dos orejas, un tanto generosas, pero que dejaban el listón alto
para el resto de la tarde.
Otro
recital de toreo caro se endilgó con el que cerró plaza, ejemplar que al igual
que sus hermanos anteriores no facilitó las cosas desde su misma salida. Lo que
pasa es que tenía enfrente un torero que apostó por llevar a su aire, en sus
terrenos, y sobre todo con la seguridad de quien tiene la situación a su favor,
por ambos pitones, lo que hizo que el publico de nuevo, tras una estocada
entera y trasera se decantara por la petición de trofeos, que don Álvaro Moros
no se complicó en conceder, y con ello el pleno de orejas en su regreso a esta
plaza que la ha hecho suya como ninguna.
Lo
de Marcos Peña “El Pino” por su parte es pechar con la mala suerte de quedar en
evidencia ante este par de “perros de guerra”. El poco rodaje en tarde donde
anunciaba un alto o parada en su quehacer profesional como torero demostró que ante
estos toreros compañeros tuyos hay que llevar la papeleta bien aprendida, pues
sino te dejan con las vergüenzas expuestas. Y asi se justificaría, más con voluntad
y entrega que otra cosa, las mismas que sus toros adolecieron y no le
permitieron facilidades. A destacar el emotivo brindis en su primero del lote,
al empresario local German Branger, como de igual manera en su segundo astado, sin
mucho a resaltar, el cual despachó de censurable “golletazo” y dos descabellos,
siendo silenciado en ambos.
Asi
culminaba una tarde de toros donde los toreros se encontraron por encima de las
opciones de sus astados, esas mismas que los mismo de luces se labraron con la sapiencia
y técnica de solo privilegiados, lo que marca mucha diferencia con respecto a
quienes no se suban a ese tren, cosa que el toreo actual no perdona, y menos
donde cada tarde salen estos toreros como si fuera la última de ellos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Hugo
Domingo Molina” de San Cristobal.
Viernes 26 de enero de 2024. II corrida
de feria
Con poco menos de media plaza (aproximadamente
7 mil personas), en tarde soleada y ventosa, se han lidiado toros de la ganadería
CAMPOLARGO (Carmen Rosa Campolargo), dispares de presentación,
anovillado 2º y 5º, en conjunto nobles, pero a menos en el engaño, encontrándose
los toreros por encima de sus condiciones.
Pesos: 460, 450, 470, 445, 435 y 440
kilos.
MARCOS PEÑA “EL PINO”: (Nazareno y oro con cabos blancos):
Silencio en ambos toros.
DANIEL LUQUE: (Blanco y plata con remates en
negro): Oreja y dos orejas.
EMILIO DE JUSTO: (Catafalco y oro con cabos blancos):
Dos orejas y dos orejas.
Incidencias: Destacaron en la brega Abrahán
Neiro y Juan Contreras, en varas José Antequera. *** Previo al festejo se le rindió
un reconocimiento por parte de la Comisión Taurina y Asociación de abonados de
la Plaza de Toros de San Cristobal a “El Málaga” por sus servicios prestados en
plaza, a lo largo de 57 años en dicho coso monumental. *** Presidió festejo el
MVZ Álvaro Moros, sin eventualidad en el ejercicio de sus funciones.
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