Este sabado en agradable festival
Homenaje merecido de la directiva del MCC a la figura de Augusto Rodríguez Jauregui, quien ha anunciado de este ruedo, a la espera de hacerlo en Tovar y la Monumental de Merida. Foto: Golfredo Rojas |
RUBEN
DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
No
era una tarde de toros cualquiera. El marco estaba servido para que el
homenajeado la disfrutara de principio a fin. Para ello estaría arropado de incondicionales
aficionados que hemos disfrutado de su buen concepto por más de cuatro décadas.
Y asi se sucedió un festejo donde todos los presentes salimos contentos por lo
visto y sobre todo el halo de pasión que significa ver despedirse de la que fue
su plaza de corazon, aun cuando para ello tenga en agenda pisar por ultima vez
vestido de corto ruedos como el de Tovar en diciembre próximo, o la monumental
merideña.
Asi
se vivió el festival taurino en el marco del LXXX aniversario del Merida Country
Club, en la que actuaron a simulacro con reses vigíense de El Trébol el matador
de toros Alexander Guillén, el aficionado practico Augusto Rodríguez Jáuregui,
asi como la presencia de los alumnos de la Escuela Taurina de Merida. Lleno en
los tendidos, reencuentro de aficionados tras lo que ha significado no haberse
llevado a cabo las citas feriales de Táriba y Tovar, y en especial, hambre de ver
fiesta brava.
Noble
pero escaso de fuerzas fue el primero de la función, animal de bondad y
recorrido en las series por la derecha que endilgó Guillén. Templado, llevándole
a su aire, asi se mostró el veterano espada emeritense, quien estuvo sentado y
a gusto con las embestidas del eral. Por cierto, merecido brindis de labor la
persona de don Mauro Pereira, quien aquejado de salud no perdió ocasión de estar
presente, como maestro de la escuela que tambien es.
Vendría
la actuación de Augusto Rodríguez, quien soltaría verónicas ceñidas, llevando
empapadas de telas las acometidas del bonancible jabonero «Soberbio» Nº 33 en
sus costillares. A pies juntos en los medios, tras medido castigo con la puya Augusto
Rodríguez inicio labor, para desatarse a torear con solvencia y gusto por ambos
pitones, sobre todo por el lado izquierdo donde más se gustó, trasteo amenizado
por la magistral interpretación del pasodoble Nerva, a cargo de la Banda Taurina
de la Mesa de los Indios de Ejido, que erizaba por la emotividad. Larga faena
que marcaria la despedida como aficionado practico en este ruedo de Augusto,
dejando el listón alto, como en innumerables veces lo hizo en esta misma arena.
Cerró
función la actuación de los alumnos de la Escuela Taurina, el cual cada uno con
sus defectos y virtudes se dejaron ver formas y maneras delante de un pastueño
ejemplar, destacando del lote el jovencísimo César Paredes, hermano menor de
Francisco “Chico Paredes, el cual marcó diferencia de los demás participantes.
A
hombros saldrían los espadas actuantes, tarde donde disfrutamos a placer, y en
especial nos volvimos a reencontrar como familia taurina. Será en diciembre
cuando en Tovar en fechas próximas de nuevo se escuchen clarines y timbales.
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