viernes, 3 de noviembre de 2023

América Taurina (I): bastión donde se debe preservar el futuro de la fiesta brava

Con la mayoría de las capitales cerradas para la fiesta brava
En el olvido asi se tiene la que fue la primera plaza de toros de Venezuela, el Nuevo Circo de Caracas, e igual que esta, Iñaquito en la capital ecuatoriana, y desde el año pasado la Plaza México, cerradas por caprichos de grupos animalistas. Foto: Vielma
  
RUBEN DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
 
No es fácil ni halagüeño el panorama que se presenta en este momento para la fiesta brava en este lado del orbe, donde por estos meses de invierno ibérico, la fiesta brava toma protagonismo en un gran número de países iberoamericanos. Se convierte para muchos toreros, las campañas americanas, la gran recompensa que significa haber triunfado a lo largo de los meses de primavera y verano por ruedos españoles y franceses, donde de la misma manera se está sin la presión del toro encastado que sale en plazas españolas y galas, sin el juicio de la prensa ni el aficionado más recalcitrante y en especial, a gusto imponiendo condiciones que muchas veces no las puede imponer en sus compromisos europeos.
 
Es América de la misma manera, y hasta no hace mucho lo fue, donde se hacía caja desde el punto de vista monetario. Muchos fueron los toreros, en especial los de las épocas de los años ’60, ’70 y gran parte de los ’80, donde estos meses eran más rentables para sus arcas, lo que representaba de la misma manera campañas amplias que comenzaban por estos días, y se prolongaba bien entrado los meses de febrero y marzo, justo cuando Castellón y Valencia iniciaban el periplo ferial español.
 
Pero de aquellos tiempos a la fecha, han cambiado muchas cosas. Muchísimas pudiéramos decir, esas donde han convertido actualmente todo lo que tenga que ver a Tauromaquia en algo que se rechaza por la juventud que no entiende -por desinformación de medios y cerco animalista principalmente en las ciudades capitales- a tal punto que estamos quedando los taurinos en especie de “gueto” cada vez más arrinconado.
 
No es menos simple ver como es el trato y cobertura de los medios de comunicación para saber el nivel de adoctrinamiento que la sociedad animalista ha convertido ante las masas la fiesta brava, utilizando para ello un discurso tendencioso basado en suposiciones e imposiciones sin base científica, y sí más con el claro propósito de cercenar desde las bases el relevo generacional de aficionados. El resultado lo podemos ver en ciudades como Caracas, Quito y Ciudad de México, tomando el mal ejemplo ocurrido en Barcelona, el cual desató esa vorágine de antitaurinismo que nos trae hasta la actualidad.
 
La raíz del asunto
 
Sí la situación del toreo en América ha venido mutando en el curso de las últimas tres décadas, lo ha venido haciendo ante la mirada impávida de quienes corresponde en primeras instancias defenderle, como son las propias asociaciones de matadores de toros y novillos, subalternos, empresarios, ganaderos y propios aficionados; es allí donde se ha venido perdiendo tribuna y peso ante la sociedad, la misma que paulatinamente ha dado la espalda a un espectáculo tan nuestro dentro de la idiosincrasia de los países iberoamericanos, que arropado por la cultura progresista-animalista de países anglosajones, ha hecho el daño para incluso, mediante la manipulación política (caso de Quito con ese referéndum tendencioso del presidente de entonces, Álvaro Correa) prohibir en sitios puntuales la realización del toreo, lugares o plazas donde precisamente eran epicentro de importancia en sus respectivos países.
 
Es asi como paulatinamente capitales como Caracas, Bogotá y desde el año pasado Ciudad de México, se han visto coaccionadas a no desarrollar temporadas taurinas, ante el impositivo criterio de autoridades políticas -bajo el apoyo económico de la industria animalista- donde se están manejando por detrás de estas sentencias grandes sumas de dinero que buscan acabar por inanición todo lo que relacione el espectáculo taurino: apoyo publicitario, medios de comunicación, manifestaciones, compra de inmuebles, para con ello ir cerrando puertas a su desarrollo.
 
Queda de parte del conglomerado taurino dar la cara
 
Este inmovilismo del sector taurino ha sido aprovechado para que además con las múltiples opciones de ocio que hay en la actualidad, las nuevas generaciones de aficionados hayan abandonado como una opción más que llamativa ir a una tarde toros, sea la plaza que sea, entendiendo el hecho también que la fiesta brava en América es más un acontecimiento ocasional que habitual, como sí lo es para la juventud europea.
 
Otro elemento que condiciona la habituación de la fiesta brava como espectáculo ante las masas, son su costo de boletas. No es menos cierto señalar que mientras un partido de futbol, beisbol u otro evento deportivo han entradas de todas las opciones para el bolsillo, en el taurino, eso se limita por los costos que implica organizar una corrida o novillada, a tenor del importe que implica ganado, toreros, alquiler de plaza, y una larga lista de gastos que encarecen de cara al público su acceso.
 
Es allí donde debe intervenir también el apartado taurino, pues en el caso de este lado del continente, principalmente la mayoría de costos de un evento de esta envergadura se lo llevan la o las figuras que se tenga en el cartel. Es allí donde vemos por ejemplo que toreros de envergadura mundial cobren incluso honorarios por encima de lo que cobran habitualmente en Europa, lo que hace que ante el proceso inflacionario que viven nuestros países americanos taurinos, se haga costosísimo y casi imposible a muchos ir a toros, a menos que haya las facilidades para la cancelación por medios de abonos abiertos con antelación, el importe de los mismos. Comparamos precios por ejemplo en Lima, Bogotá y en su defecto muchas veces están a la par de plazas como Sevilla, Ronda, Bilbao, Nimes, por mencionar sitios exclusivos.
 
Sí a los costos de toreros sumamos los del ganado, cuadrillas, derecho o piso de plaza, promoción del espectáculo, además de impuestos que cobra la municipalidad donde se encuentra la plaza, hacen de este tipo de eventos, de un costo el cual a final de cuenta recae en quien se retracta en taquilla.
 
Es por esta razón que la fiesta de los toros es un rito que tiene su singularidad con respecto a los demás, empezando por el tipo de público que ocupa los tendidos, a tenor también de la “inversión” que ha supuesto estar presente en ellos. Otro hecho es el que para tal efecto asista condicionado a pasar un rato de esparcimiento donde va disfrutar con generosidad de lo que los toreros puedan hacer delante del toro. Es decir, aficionados y públicos en su mayoría “toreristas”, que van al influjo del nombre de quien está de luces haciendo el paseíllo.
 
(Continuara…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario