sábado, 11 de febrero de 2023

Francisco Javier Rodríguez, la estirpe del rejoneo venezolano tiene heredero

Actuará este viernes en el festejo apertura de la Feria del Sol
Tras el éxito del año pasado en este mismo ruedo con salida en hombros, el rejoneador Francisco Javier Rodríguez baza fundamental para la corrida de rejones de este viernes en el estreno de la Ferial del Sol 2023. Foto: Federico Montes
 
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
 
No hay duda alguna que los genes taurinos se heredan. La afición es una cosa que se transmite, y eso es inocultable cuando se trata de un torero a caballo como es el caso del rejoneador yaracuyano Francisco Javier Rodríguez, hijo del primer rejoneador alternativado que ha tenido el toreo venezolano como lo es don Javier Rodríguez Jáuregui, quien su paso por la fiesta brava en nuestro país no ha sido en vano.
 
Aparte de haber sido el que inició la saga de una de las dinastías toreras más importantes que cuenta el toreo nacional, ha visto sus esfuerzos retribuidos en su hijo, Francisco, extraordinaria persona, afable, gentil, humilde, pero sobre todo un gran jinete, quien ha “bebido” de la experiencias de su padre, y este a su vez, de don Samuel Lupi, rejoneador lusitano de la década de los ’70 y ’80, el cual sería el primer escalón de esta escuela de rejoneadores que atesora la familia, como es el caso de José Luis, Luis Augusto y Rafael Augusto, primos ellos todos, profesionales del toro a carta cabal, con una hoja de servicio intachable. Los datos y estadísticas en plazas venezolanas así lo confirman.
 
Los datos de nuestra referencia estadística en la actualidad como lo es Víctor Eduardo Ramírez “Vitico” nos recuerdan que en el 2022 Francisco Javier actuaria en 6 festejos a lo largo del año, destacando 3 paseíllos en su lar natal como es San Felipe, donde cortaría 4 orejas y un rabo, así como otras tardes en Valle la Pascua, Mérida (dos orejas ante un bravísimo toro de Campolargo) y Tovar (sin mucha fortuna).
 
Es así como se ha mantenido la afición de este ya veterano exponente del rejoneo venezolano, tal vez el más “campero” de los rejoneadores nacionales, desde su misma irrupción en los ruedos, siempre preparando y sacando de su propia cuadra caballos y yeguas de su misma cría, lo que le hace un mérito enorme, a tenor de lo exigua que es nuestra temporada y más en los últimos años, lo que le ha llevado a repartirla incluso en suelo peruano donde ha hecho campaña exitosa por la agreste geografía inca.
 
Para este 2023 Francisco Javier viene a Mérida no sin sorpresa, más si sabe que es tierra que gusta y saben de rejoneo, donde el escrutinio y el baremo de exigencia será mayor por parte de público y aficionados, de allí que haya destinado una cuadra de caballos con grandes novedades que complementa la que ya venía demostrando y triunfando en ediciones anteriores. Es así que haya adquirido y puesto a punto caballos adquiridos de la cuadra del rejoneador colombiano Dayro Chica, ejemplares el cual tanto en el carretón como con vacas y novillos a puerta cerrada están logrando ese binomio tan importante que significa jinete-caballo a la hora de lidia ante el toro.
 
Ha sido precisamente en la finca del maestro Chica, donde Francisco Javier, de la misma manera ha intensificado preparación, pues enfrente tendrá a un exponente de muchísimas tablas en ruedos lusitanos como lo es el hijo del maestro Moura, Joao Moura hijo.
 
Todas las facilidades, lamentablemente hay que decirlo, que no ha conseguido en nuestro campo bravo, pues en más de una ocasión han sido las gestiones de Francisco Javier por tratar de alcanzar la ocasión para nuestros ganaderos venezolanos de bravo permitan colocar al frente de las monturas vacas, sin importar sean retentadas, pero ni eso, cuestión que limita el que puedas colocar a punto y a un nivel de tanta doma un caballo, pues de ningún modo es igual ese contacto de la embestida de una vaca o un utrero de tienta (ya visto para el ganadero), que la embestida de un operario con su carretón, lo que marca aun ese halo de apatía y poca importancia que muchos “profesionales del toro“ le tienen a un arte como el rejoneo que ha sentado escuela en nuestro país desde finales de la década de los ’70 cuando se comenzaron a ver exponentes como el ya señalado Lupi, Álvaro Domecq, los hermanos Peralta, Oky Botero, y ya en los ’80 y comienzos de los ’90 el mismo Javier Rodríguez junto a Dayro Chica y Salgueiro, teniendo como principal vitrina la Plaza de Toros de Mérida.
 
No en vano, fuimos testigo, igualmente, que no sería hasta que los hermanos Rodríguez Jáuregui tomarían la gestión del coso emeritense a finales de los ’90, cuando ya se le daría otro trato al toro que así mismo despachaban los distintos rejoneadores que han pasado por nuestros ruedos, seleccionando un toro más armónico y por lo menos más apto al lucimiento, y no ese desecho viejo, o “zamacuco” que quedaba en los potreros, a los que se le hacía fiesta con todas y estas limitantes.
 
Es por ello que el festejo de este viernes próximo, corrida de rejones, Francisco Javier Rodríguez, al lado del rejoneador lusitano João Antonio Braz de Moura, mejor conocido como Joao Moura hijo, ante toros murubeños de El Capiro de Sonsón ofrezcan una garantía de lujo para observar las dos vertientes clásicas del toreo a caballo, la tradicional y elitesca escuela portuguesa de Marialba, y la campera que impuso a comienzos de siglo el maestro Antonio Cañero, y que es hoy por hoy, muestra de la belleza de dos animales imponentes y bellos como es el toro de lidia y el caballo.

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