A mediodía
el aficionado práctico tachirense Miguel Suarez, cortaría par de orejas al
novillo más potable del variado lote presentado, donde de la misma manera “tocaron
pelo” Arnold Miranda y Homero Polanco. *** Tanto los matadores Erick Cortés
como Colombo acompañaron en una triunfalista jornada matutina vespertina al
menudo diestro salmantino, frente a nobles pero flojos ejemplares de San
Antonio.
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos:
Federico Montes
YARACAL
(Enviado Especial).- Larga jornada
taurina la que ha tenido lugar este sábado en las dependencias de la hacienda Cumaná,
pie de cría de la ganadería San Antonio, hierro anfitrión de lo que sería la
formal celebración de los XXX aniversario de la alternativa del maracayero
espada Erick Cortés.
Por la mañana el intenso sol y lluvia pasajera que
se hizo presente, como lo había venido haciendo desde el día anterior, con el
retraso adrede de poco más de dos horas en su comienzo, fue el marco que
acompañó la función en la que actuaron los aficionados prácticos Luis Acosta,
Humberto Morales, Augusto Rodríguez, Miguel Suarez, Arnold Miranda y Homero
Polanco, en la lidia de par de añoja de El Cortijo, y erales de Rancho Grande,
Laguna Blanca, San Antonio y el mismo hierro de El Cortijo.
Abrió plaza Luis Acosta ante una endeble erala,
donde muy limitadas opciones de lucimiento, dada las escasas fuerzas del
animal. Estuvo decoroso en especial por la mano diestra, para al final dar vuelta
al ruedo.
Otra erala noble la que correspondió a un poco
placeado valenciano Humberto Morales, el cual por momentos se luciría a correr la mano con
estilismo, pero con el condicionante de las pocas fuerzas del animalito.
Noble por el lado derecho, el único al que sacaría
partido, lo que demostró el utrero de Rancho Grande que correspondería al médico
Miguel Suarez, quien desplegó una lidia parca y templada, levantando unánime ovación
de los presentes. El medio espadazo fulminante dio pie a la concesión generosa
de las dos orejas.
Correoso y de embestida irregular la que tuvo que
pechar Augusto Rodríguez con el acapachado astado de San Antonio, el cual no le
dejaría estar a gusto al veteranísimo espada emeritense. El fallo reiterado con
el acero hizo que al final diera vuelta al ruedo de consuelo ante el esfuerzo
realizado.
Variedad, entrega y ambición las que demostraría
el caraqueño Arnold Miranda, frente al ejemplar de Laguna Blanca, utrero al que
estuvo por encima de sus opciones, siempre al pitón contrario. Invitaría a
banderillear de paisanos a Colombo y “Maravilla”,
lo que hizo que la faena entrara en el ánimo e interés de los presentes. Al segundo
viaje mandaría a las mulillas la res, para cortar una oreja.
Cerraría calurosa jornada el fornido aficionado capitalino
Homero Polanco, quien aun adoleciendo de una técnica adecuada para torear con
el percal, y detalles como el constante “codilleo”
supo lucir por momentos puntuales las nobles embestidas del animal de Laguna
Blanca por el lado diestro. El espadazo trasero y contrario para cortar una
oreja.
Es de Salamanca… y se llama Marcos
Ambiente de acontecimiento el que albergaría la
jornada vespertina, pues la novedad lo constituía la actuación del aventajado becerrista
salmantino Marcos Pérez, al lado de los diestros alternativados Erick Cortés y Jesús
Enrique Colombo. Encierro endeble de fuerzas en su mayoría a excepción del
corrido en 5º lugar, del hierro local de San Antonio, en la que ganadero y supuesta
autoridad de plaza, se dieron un festín triunfalista, por momentos faltando a
la seriedad y categoría del espectáculo.
El primer animal hubo de ser devuelto tras inmediatamente
a su salida inutilizarse en el ruedo. En su lugar otro del mismo hierro, de muy
limitadas fuerzas tuvo que despachar Cortés, noble pero sin alma de sostenerse
en pie, fue mero trámite para que el agasajado espada maracayero cortara tras dos
espadazos atravesados una generosa oreja.
Mejores condiciones tuvo en su segundo del lote,
jabonero ejemplar al que saludó con solvencia de capa y torearía con la pañosa
con su característico reposo, condicionado
por las escasas fuerzas del burel. El medio espadazo caído, valdría para
la concesión de las dos orejas.
Literalmente Jesús Enrique Colombo se ha paseado
con desparpajo a lo largo de toda su actuación, sin ejercer su oficio de
matador de toros. Variado en el capote, rotundo en banderillas, en especial en su primero, con
la muleta ha dejado en claro el gran momento que atraviesa, evidenciándosele
muy relajado, ordenado y fácil para resolver las exigencias de los nobles
pupilos de don Edgar Varela, que incluso solicitó el indulto de ambos
ejemplares, más justificable el corrido en quinto lugar que el correspondió en
primero del lote al atlético coleta de Táriba. El jolgorio y petición de parte
(no unánime) de los presentes, hizo que ambos astados suyos fueran indultados, los
que llevaron por nombre «Salamanca» y
«Papá» respectivamente.
Lo del debutante Marcos Pérez rozaría casi
igualmente en la perfección. Ante «Anhelado»,
el mencionado y menudito diestro hizo las delicias de los que estuvimos
presentes, tras una lidia modélica, variada y basada en una técnica depurada,
caracterizada por una colocación privilegiada entre pase y pase, alturas y
temple solo al alcance de prodigios del toreo, que salen de vez en cuando. Creo
que estamos en presencia de uno de ellos… La exacerbada pasión en los tendidos
no se hizo esperar, y al final el indulto del animal mantuvo el tono
triunfalista de la ya caída noche en la costa falconiana.
El que cerraría función, de nuevo las
privilegiadas condiciones de Marcos Pérez fueron potenciadas ante el noble pero
frágil recorrido del novillo que pasaportó, ejemplar que hizo de su lidia larga
y tesonera mantener en máximo interés los que nos dimos cita en esta maratónica
jornada taurina. El espadazo trasero, contrario y trasero no importó para que
el supuesto presidente del festejo se permitiera la licencia de conceder los máximos
trofeos y con ello dar el cierre apoteósico a la función esperada por todos… y
vaya que a pesar del cansancio, no nos fuimos decepcionados, y más bien
ilusionados.
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