sábado, 18 de mayo de 2013

PREVIA SAN ISIDRO: Los cinco héroes que triunfaron con seis de Victorino en Madrid


Alejandro Talavante será esta tarde el sexto diestro en protagonizar la gesta

ÍÑIGO CRESPO
Redaccion APLAUSOS

Andrés Vázquez, Ruiz Miguel, Pedro Gutiérrez ‘Niño de la Capea’, Roberto Domínguez y Manuel Caballero saben lo que es salir a hombros de Madrid tras despachar seis victorinos. Ahora, cada uno de ellos recuerda para APLAUSOS lo que significó para sus carreras una tarde como la que afrontará Alejandro Talavante en apenas unas horas.

ANDRES VÁZQUEZ, COMIENZA LA LEYENDA

El primer diestro que asume la responsabilidad de estoquear seis toros de Victorino Martín en Las Ventas fue Andrés Vázquez el 3 de mayo de 1970. “Eran otros tiempos, aquella corrida representó el reconocimiento definitivo de Victorino Martín y mío en Madrid”, recuerda el zamorano. “No se entendió mi apuesta”, revela. “Había compañeros que no creían en esta ganadería por su dureza y porque es una ganadería muy exigente. ‘Si no me dejáis comer en vuestra mesa, vais a comer vosotros en la mía’, les decía a los que creían que estaba loco”, revela.

“Para afrontar un reto así hay que estar muy bien preparado y tener una base lidiadora tremenda. Es un tipo de toro que solo lo puede estoquear y cortarle las orejas el torero que está muy capacitado”, opina antes de argumentar: “Yo conocía muy bien esta ganadería porque me unía amistad con Victorino y cuando compró las vacas tenté muchas de ellas. El invierno del 70 también lo pasé en Galapagar preparándome para la encerrona. Si algo aprendí de aquello es que matar seis de Victorino no es como matar seis de otra ganadería, para triunfar hay que ser muy torero”.

RUIZ MIGUEL, ABRE UNA ÉPOCA

Más de tres lustros pasaron hasta que otro torero anunciase la gesta. Francisco Ruíz Miguel lo hizo el 19 de mayo de 1986. Para entonces Victorino Martín era ya la élite del campo bravo y el de la Isla de San Fernando vivía un momento importantísimo de su carrera profesional. “Pusimos el No hay Billetes y eso que la corrida no entraba en el abono”, enfatiza Ruiz Miguel. “Guardo recuerdos imborrables de aquella tarde. Corté dos orejas pero pudo haber sido todo más rotundo si la corrida llega a romper más o si no me empeño en citar a recibir al sexto y pincharlo, porque le tenía cortadas las orejas y el público me obligó a dar tres vueltas al ruedo”, explica.

Diez Puertas Grandes de Madrid logró Ruiz Miguel en su carrera. Ahí es nada. “La encerrona creo recordar que fue la sexta”, puntualiza, antes de reconocer con un tono de sincera satisfacción: “Diez Puertas Grandes se dice muy pronto. Para mí cada una de ellas fue como una bendición de Dios. Me siento un privilegiado en Madrid por gozar del respeto y del cariño de su afición. Al final cuando se hacen estos resúmenes y ves lo que uno ha hecho en el toreo es cuando me siento orgulloso de mi mismo”.

LA REBELIÓN DEL ‘NIÑO DE LA CAPEA’

La Corrida de la Prensa del 28 de junio de 1988 está inscrita con letras de oro en la historia del toreo. Pedro Gutiérrez Moya ‘Niño de la Capea’ se enfrentó a seis toros de Victorino Martín, cortó tres orejas y a hombros se lo llevaron hasta la calle de Alcalá. De nuevo se da una circunstancia determinante: el reto personal. O lo que el propio diestro de Salamanca define como: “La rebelión del Niño de la Capea”.

“La idea me la plantearon Julio César Iglesias y Alejo García que estaban en la Asociación de la Prensa. Les mandé al carajo porque no lo veía por ningún lado. Yo tenía planteada mi temporada de una forma muy buena, tenía corridas firmadas en todas las ferias y no tenía ninguna necesidad”, expone Capea. “Me lo volvieron a proponer y empecé a darle vueltas a la cabeza. Se lo dije a mis apoderados –Javier y José Antonio Chopera- y tampoco lo veían, al igual que mi entorno. Y quizás por esa negativa de todos, me eché para adelante y acepté el reto como una prueba de quien era de verdad el Niño de la Capea”, subraya.

La corrida no resultó fácil. Los primeros toros no rompieron, no ayudaron al éxito y la serenidad hubo de mantenerse a flote. “Los primeros cuatro toros plantearon muchas dificultades, la gente empezó a impacientarse, pero cuando salió el quinto y lo cuajé la explosión fue inmensa. Con aquel toro puede expresar quien era yo, la manera de torear al natural me aportó una paz interior como nunca la había sentido”, reconoce el torero que le cortó las dos orejas al quinto y una más al sexto.

La encerrona puso un punto de inflexión en la carrera de todos los que han sido capaces de llevarlas a efecto. “Pero en mi caso –pormenoriza Capea- mucho más porque fui capaz de convencer a todos los que nunca creyeron en mí. Yo fui un torero muy cuestionado a lo largo de toda mi carrera e incluso aún hoy alguno se atreve a poner mi trayectoria en tela de juicio, y aquella tarde representó mi consagración”.

SE CONSAGRA ROBERTO DOMINGUEZ

Un año después del triunfo del salmantino, la Asociación de la Prensa vuelve a proponer una encerrona con seis ejemplares de Victorino Martín. En esta ocasión fue el vallisoletano Roberto Domínguez quien aceptó el reto que se anunció el 26 de junio de 1989. “Fue mi consagración y la culminación definitiva a mi reaparición. Con aquel triunfo llegué a donde había soñado como torero. Sin duda fue la tarde más importante de mi vida”, recuerda Roberto Domínguez. “Cuando pienso en esa tarde me vienen muchas cosas a la cabeza, pero sobre todo la satisfacción haberlo hecho. Cuando aposté por aceptar ese reto sabía que había un riesgo. Cuando se apuesta se puede ganar o perder y para bien o para mal todos los que hemos afrontado una tarde así sabíamos que esa encerrona iba a marcar para siempre nuestras carreras”, sostiene.

Para la ocasión eligió un vestido verde y oro con los remates en negro. “Por distintas circunstancias mi carrera en Madrid no terminaba de romper de verdad. Había cortado orejas sueltas pero no había cuajado una faena realmente importante y aquella tarde lo logré”, admite el diestro. El toro del triunfo llevaba el nombre de ‘Mirador’ y fue Roberto Domínguez quien lo inmortalizó. “Por supuesto que esa tarde me marcó porque desde que te anuncias en Madrid con seis toros de Victorino sabes que vas hacer una apuesta de las de verdad. Si llega a salir mal la cosa también me hubiera marcado porque tarde retos de ese tipo siempre son un lastre”, concluye.

AUTORIDAD DE MANUEL CABALLERO

Hasta esta tarde, el manchego Manuel Caballero ha sido el último torero en vérselas con seis toros de Victorino en Las Ventas. Fue el 25 de junio de 1998 en la Corrida de Beneficencia. Dos orejas, Puerta Grande y una sensación de gran autoridad en el ambiente. “No me gusta mucho hablar de mi pero la sentí muchas cosas. Además de los toros a los que les corté la oreja, cuajé uno de dos orejas que lo pinché y donde me molestó mucho el viento y superé las adversidades de dos más en dos faenas muy para mí”, recuerda Caballero. “Me propuse matar la corrida con un capote, una muleta y una espada porque había hablado con Andrés Vázquez que lo había hecho y sin decírselo a nadie quise emularle. No lo dije por medio a no poder hacerlo. También me propuse matar la corrida de siete estocadas como máximo y lo hice de cinco estocadas, una media y un descabello”, subraya el de Albacete. “Utilicé un vestido blanco y plata que únicamente lo utilicé una tarde más en Albacete y que lo guardo con mucho cariño”, revela.

Caballero resalta el reconocimiento logrado: “José Luis Lozano me advirtió que iba a ser una tarde crucial para mí y así fue. Esa tarde me dio mucho, sobre todo caché y reconocimiento aunque no para esa temporada sino para la siguiente; entiendo que también porque la salida a hombros se refrendó con otros triunfos a lo largo de la temporada”.

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